¿Cuántas personas nunca han escuchado una expresión sobre ángeles de algún modo u otro?
Él o ella “debe tener un ángel guardián” es un comentario que solemos escuchar cuando una posible tragedia termina con un final feliz. Vemos a estas hermosas criaturas aladas en películas, televisión, libros y revistas. Lo que me sorprende es que con esta “familiaridad” generalizada con el tema, se le haya prestado poca atención al origen de dicha familiaridad o a los orígenes de los ángeles.
Los ángeles, junto con sus nombres hebreos, son sólo otro ejemplo, sólo otro aspecto de la rápida “Internet” del conocimiento revolucionario que ahora está infiltrando la conciencia de la humanidad. En nuestra vida moderna, plagada de cambios repentinos, la adaptación inmediata es nuestra única opción. Tenemos que tomar el canal rápido o quedarnos atrás. Con la llegada de la era computarizada nos la hemos arreglado para afrontar el problema de enfrentarnos lo desconocido y tener que aprender una nueva gama de conceptos y lenguaje.
Esta idea se aplica a cómo podemos abordar el conocimiento (desconocido para la mayoría de nosotros) sobre los ángeles. Podemos rechazar la idea de recurrir a algo que suene desconocido (Estoy totalmente consciente de que puede representar un dilema para muchos enfrentarse a una combinación extraña de letras hebreas y nunca haber tenido contacto con otro idioma aparte del español) o podemos aceptar esta herramienta universal para mejorar nuestra vida, sin importar nuestros problemas personales. Se ha hecho antes y sucederá otra vez.
La diferencia ahora, la ventaja que tenemos en esta era de Acuario sobre los días del inicio de la era computarizada es cuán disponible se ha vuelto la información ahora, incluyendo la información sobre ángeles. Está en todos lados. Al mismo tiempo, no debemos olvidar que el tema de los ángeles no es nuevo, pues su origen data de hace 4000 años.
Históricamente, el mito y la fantasía parecen unirse para desempeñar un papel en la determinación de nuestra actitud y nuestra creencia sobre los ángeles. Pregúntale a un cínico empedernido sobre ángeles y podrías tener una respuesta como “Soy de Misuri” (*). Pero, ¿esta actitud pragmática de “muéstrame” niega una creencia en los ángeles?
En mi experiencia personal, las personas que adoptan esta perspectiva parecen lidiar con un problema de ego. Ellos simplemente no son capaces de abordar la idea de que hay más en la realidad de lo que se ve a simple vista. Reconocer que esas fuerzas invisibles y metafísicas existen puede hacerles llegar a una aun más inquietante conclusión; que no están en control total. Después de todo, ¿cómo se puede volver a confiar en un mecanismo de decisiones si fuerzas invisibles contribuyen en todos los desenlaces?
Los físicos del siglo XX llegaron a la conclusión de que nuestro universo opera bajo la jurisdicción del “principio de incertidumbre”. Este principio dice que la humanidad no puede seguir estando segura de su nivel de existencia antiguo y conocido, de nuestro proceso de pensamiento y sus resultados. Aparentemente, dicen los físicos, existen fuerzas metafísicas e inmateriales, fuerzas de energía de conciencia de las cuáles casi no estamos conscientes, pero que influyen en nuestra vida diaria ejerciendo un grado inusual de conciencia presurizada en nuestro cerebro, en nuestra mente.
La siguiente digresión claramente muestra la ineficiencia de nuestro proceso de pensamiento. Tómate un minuto diario y siéntate en un lugar muy tranquilo, intenta tranquilizar tu mente, libérala de cualquier pensamiento. ¡Son pocas las personas que logran tranquilizar su mente por completo por todo un minuto!
Entonces, ¿De dónde vienen todos esos pensamientos intrusos? O, mejor dicho, ¿quién nos habla constantemente? Pareciera como si hubiese otro ser humano frente a nosotros, ¿con quién estamos teniendo esta conversación interactiva? ¿Quiénes son estos amigos, o enemigos, invisibles? ¿Con quién interactuamos y reaccionamos de manera tan natural y automática?
Pocos de nosotros estamos conectados todo el tiempo con lo que realmente tenemos a mano. Podemos deambular en cualquier dirección en cualquier momento, casi como si estuviésemos en un vehículo. Pero es algo o alguien más quien realmente “maneja el volante”, quien nos da instrucciones sobre a donde debemos ir.
La mayoría del tiempo le prestamos poca o ninguna atención a estos provocadores diálogos internos que consumen tanto tiempo. Pero esta digresión claramente revela el poco control que tenemos hasta en nuestros propios pensamientos. Si no podemos controlar nuestros pensamientos, ¿cómo podemos esperar controlar nuestra vida?
Esto nos lleva al tema principal. Los ángeles, como lo dice el Zóhar o Libro del esplendor, son las fuerzas que canalizan la inteligencia energética en sus distintas formas. En el Zóhar está escrito que las acciones negativas (como romper algo) atraen las fuerzas de los ángeles destructivos hacia nosotros. Los actos espirituales y de compartir crean una afinidad con el aspecto positivo de la energía, atraen ángeles positivos hacia nosotros.
El gran Kabbalista Rav Isaac Luria, conocido como el Arí, explica en sus escritos que los ángeles son fuerzas de energía, tanto buenas como malas, que se forman con las palabras y los actos de la gente. Cuando una persona se ocupa con espiritualidad, oración, meditación y actos de compartir, el soplo de aire que sale de su boca se convierte en una carroza, un vehículo para estos ángeles, ellos son informantes de nuestra propia creación. Aunque estas entidades positivas y negativas han existido desde mucho antes de que llegáramos a este mundo, ellas permanecen pasivas, en un estado de suspensión, hasta el momento en el que creemos la prenda adecuada o el vehículo a través del cual se revelen o se manifiesten.
En otras palabras, la buena suerte o la tragedia no son acontecimientos que son simple y repentinamente impuestos por un Creador bondadoso y compasivo o por un Señor enojado y antipático. Somos directamente responsables de los ángeles de nuestra vida y de los ángeles que nos contactarán. Los ángeles no tienen libre albedrío, su esencia consiste en un paquete particular de energía que es atraído por nuestras palabras y actos.
Lo que parece salir de los escritos del Arí es que, aunque los ángeles fueron creados por el Creador con el solo propósito de mantener el balance en el cosmos, ellos han “evolucionado” en entidades que el hombre “crea” por sí solo. El hecho de que ayuden o trabajen en nuestra contra depende de la pureza y del nivel de conciencia de cada individuo.
Como personas de fe estamos sistemáticamente condicionados a bendecir al Señor cuando tenemos buena suerte en nuestra vida. De igual manera, estamos condicionados a aceptar sin réplica el maravilloso castigo que a veces invade nuestro tranquilo hogar (Dios no lo quiera).
Sin embargo, desde una perspectiva kabbalística, vemos la verdadera y absoluta naturaleza del Creador simplemente como naturaleza de “compartir”. Si más gente tuviera este entendimiento y conciencia, creo que podríamos llevar nuestras inquietudes más allá de preguntar cómo nuestro Creador puede manifestar o permitir el nivel de violencia que encontramos en nuestra sociedad, holocausto tras holocausto.
Quizá, como sociedad, sentiremos la necesidad de elevar nuestra conciencia, particularmente cuestionando la manera en la que nos comportamos los unos con los otros. Con ese tipo de conciencia elevada, sabremos que nuestras palabras tienen poder y tendremos más cuidado con lo que decimos. Veremos la conexión que hay entre nuestras palabras y nuestras acciones, y sus efectos combinados e influencia en nuestra vida y el mundo que nos rodea.
Desafortunadamente, este conocimiento no es ampliamente comprendido. Pero no tengo duda de que si las personas estuvieran informadas sobre este y otros principios kabbalísticos sobre las leyes universales de nuestro cosmos, el caos y la negatividad (mayormente conocida como la ley de Murphy) dejarían de existir.
El Arí se centra en otro elemento, la posición y el papel que desempeña el arcángel en la interacción universal de todas las fuerzas y entidades. Es muy evidente que el gran Kabbalista no dejó espacio para culpar a los demás del infortunio. La ley de Murphy o la segunda ley de la termodinámica de Maxwell (la cual sostiene que la entropía llevará toda la existencia a un final caótico) son maniobras empleadas por Satán para convencernos de evadir nuestras responsabilidades al culpar a algo que no sea nosotros mismos, al buscar chivos expiatorios (algo parecido a la reacción de los israelitas que erigieron el becerro de oro).
Solo recientemente la humanidad se dio cuenta de que las respuestas y soluciones a sus problemas no vendrán de afuera sino que deben originarse en el interior a través del conocimiento y conciencia del individuo. Gobierno, medicina, economía “según los expertos”, estos aspectos ya no son vistos como remedios que lo curan todo. Cada persona necesita asumir la responsabilidad de crear su propio destino. El momento ha llegado.
El tema de los ángeles ha tomado nueva relevancia e importancia. La información sobre los ángeles es más que información, es conocimiento, una herramienta necesaria para tener una vida libre de caos. Sin embargo, como la humanidad ha sido descuidada sobre tratar el tema de la responsabilidad, ese conocimiento ha permanecido oculto e inaccesible.
Hasta ahora hemos comprendido que el hombre es el creador de lo que yo llamo ángeles primarios. A veces, nuestra meditación consciente puede combinarse con la fuerza de estos ángeles primarios para traer al escenario lo que llamo ángeles secundarios. Estos son los arcángeles y otros tales como el Ángel de la Muerte que ya existía en el momento de la creación.
“Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella” (Génesis 28:12). En la discusión sobre este versículo, el Zóhar pregunta, en la medida en que los ángeles son entidades superiores, ¿el versículo no debería decir “descendía y subían”? Aquí el Zóhar también hace una distinción: los ángeles que operan en el campo energético de Israel subían, mientras que los ángeles de menos energía descendían para acompañarlo.
En otras palabras, hay niveles de ángeles distinguibles y diferenciables. En esta historia se necesitaba un cambio de guardia. Yaakov fue informado sobre esto en su sueño. Así supo que debía atraer los ángeles a él. Particularmente, tenía que atraer hacia él los ángeles que servían dentro de ese teatro de operaciones encomendado para proveer la protección que él tanto necesitaba en ese momento.
El Zóhar dice que el conocimiento provee la conexión necesaria. Saliendo de la tierra de Israel, si Yaakov no hubiera sido concientizado sobre el cambio de guardia, podría haber quedado abandonado y tener que valerse por sí mismo.
Existen distintos tipos de ángeles para cubrir variados, mejor dicho infinitos, planes y propósitos. Por ejemplo, hay ángeles apropiados para llevar mensajes al Señor. Además, cada día trae consigo una multitud de ángeles distinta para remplazar a los del día anterior, cada ángel tiene asignada una tarea y un propósito distinto.
El tema de los ángeles no debe ser considerado como una noción curiosa que simplemente captura nuestra imaginación. Debe ser considerado como un tema serio. Nuestra vida podría ser afectada por este conocimiento. Un ángel es una poderosa entidad de fuerza de Luz, aunque no siempre sea un “ángel guardián”.
Más famoso y conocido que el ángel guardián, temido por tradición, es el Ángel de la Muerte. Según el Zóhar, el origen del más caótico de los ángeles puede ser trazado hasta la serpiente del Jardín del Edén. Confinado a los límites del Árbol de la vida, el beso de muerte metafísico y físico del reptil permaneció inactivo. Pero cuando la serpiente convenció a Eva de unírsele, desobedeciendo así el mandato del Señor al comer la fruta prohibida del Árbol del Conocimiento, se iniciaron las bases de la Ley de Murphy y no hubo nada que lo parara hasta el Monte Sinaí.
Aún en aquel momento, la liberación del caos no fue duradera. Un cambio abrupto en la conciencia de los israelitas se observó con la construcción del becerro de oro. Y desde eso, el mundo ha padecido dolor y sufrimiento al antojo del temido Ángel de la Muerte.
El Zóhar dice que ningún individuo muere por alguna causa física. No existen las fallas cardiacas. No hay ninguna función corporal vital que simplemente deje de funcionar. El único culpable de la mortalidad es el Ángel de la Muerte, éste es libre de entrar cuando creamos aperturas en nuestro cuerpo.
En nuestra búsqueda de la inmortalidad, requerimos de los servicios de los ángeles. Al activar la energía positiva que se genera con la oración y la espiritualidad, estos ángeles responden sirviendo de escudos protectores y transporte. Estos ángeles positivos se combinan con nuestras actividades colectivas positivas para reducir la habilidad de Satán para inmiscuirse en nuestro universo.
Este es un esfuerzo monumental, su éxito requiere de la participación de toda la humanidad. El prerrequisito será una revisión total de la conciencia de toda la humanidad. Es necesario que toda la humanidad haga un esfuerzo concertado para incrementar nuestra conciencia, sensibilidad y tolerancia colectivas.
Ahora que hemos visto La Guerra de las Galaxias, Cazadores del Arca Perdida y Día de la Independencia, nuestra imaginación ha sido activada. Más personas pensamos y buscamos qué son los ángeles. El teatro de operaciones no es “en algún lugar”. Esta batalla en curso, este encuentro, ocurre en cada momento de cada día, día tras día, todo el año, dentro de cada uno de nosotros.
¿Dónde está el Señor? Una parte del Señor está en nuestro interior. ¿En dónde está el Arca? Una parte del Arca está en nuestro interior.
Somos Dios. Somos el Arca. La diferencia entre Dios y nosotros es que Dios es quantum, incluye todo. Nosotros sólo somos una parte. La diferencia entre nosotros y el Arca es que el Arca también es quantum, incluye todo. Nosotros sólo somos una parte.
Al entender el poder que el conocimiento sobre los ángeles nos puede dar, comenzamos a ver que los ángeles ya no sólo son para historias de niños. Sin embargo, de varias maneras, el concepto de los ángeles ha sido mantenido con vida a través de esas historias infantiles que no cayeron ante la Ley de Murphy. ¿No es impresionante cómo la verdad atrae a los niños?
Gracias a todos esos ángeles guardianes con tan bellas alas.
Algunos datos sobre los ángeles
· La Torá nos enseña que los ángeles son un “canal” para traernos energía.
· Los ángeles fueron creados para obedecer los mandatos de los seres humanos. Cada ángel puede hacer sólo un trabajo.
· Un ángel es un “cable” porque no nos podemos conectar directamente con la Fuerza de Luz del Creador.
· Los ángeles están hechos de siete paquetes de energía.
· Hay tres ángeles principales para los tres momentos del día.
· Hay tres arcángeles: Michael (misericordia), Gabriel (juicio) y Rafael (sanación).
Este artículo fue publicado originalmente en la Revista de Kabbalah Volumen 2, Número 1 (noviembre de 1996)
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