martes, 25 de marzo de 2014

BUENOS DIAS !! si, si !! a ti que estas leyendo te deseo lo mejor que puedas pensar, imaginas, y crear. Te Amo, Lo siento,Perdóname, Gracias, Gracias, Gracias por tu sonrisa

NO SE TRATA DE SER MEJOR QUE OTRA PERSONA , SE TRATA DE SER MEJOR DE LO QUE ERAS TU MISMO EL DIA ANTERIOR

NO SE TRATA DE SER MEJOR QUE OTRA PERSONA , SE TRATA DE SER MEJOR DE LO QUE ERAS TU MISMO  EL DIA ANTERIOR

TODOS LOS MARTES https://www.facebook.com/pages/Aprende-y-Sintonizate-Gratis-en-Reiki/405560936339?ref=stream

Tutorial Gratuito de Reiki
Hoy Martes a las 7.30 pm (hora de Venezuela)
Tema: ¿5 SENTIDOS?
Facilitador: HRM. Rafael Alcaz
ENLACE PARA PARTICIPAR:
http://www.gvolive.com/conference,dragonrojo
¡¡¡Sin clave y gratis!!!
Consulta Horarios
http://www.horamundial.com/

Telemetria Espacial.

Telemetria Espacial.
Urano, Marte, Tierra, la Luna llena y el Sol se alinean durante la semana santa el dia Martes del 14 del Abril, 2014. Si miran la foto, podran ver la alineacion en linea recta de estos planetas. Es por eso que nos dicen que aprovechemos estas energias y meditemos en estos tiempos y podamos asistir a la Tierra en estos momentos y podamos hacer la diferencia en vez de quedarnos pasivos y ver que pasa. No es preocuparse, es ocuparse. No es temer es amar.
No es ser pasivo, es ser activo.
No es ser parte del problema, sino ser parte de la solucion.
El amor y tu intencion lo puede todo.
Miles de bendiciones.
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La mala costumbre.

La mala costumbre.

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Fotografía: Ibai Acevedo.
La mayoría de nosotros vive pensando que esto será eterno. Que somos inmortales y que las desgracias solo le pasan al de al lado. Vivimos inmersos en una ignorancia que nos hace débiles y solo lamentamos lo ocurrido cuando ya es demasiado tarde.
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de dejar para luego, de reír poco y de querer hacerlo mañana. Tenemos la mala costumbre de echar de menos, en lugar de hacerlo de más. La mala costumbre de usar los luegos y no los ahoras. Luego te llamo, luego te escribo, luego te contesto, luego nos vemos. Y obviamente nunca llamó, nunca escribió, nunca contestó y nunca fue visto. Tenemos la mala costumbre de querer tarde. De valorar tarde. De pedir perdón demasiado pronto. Debería haber un número máximo de perdones. Perdonar nos hace grandes, de acuerdo, pero cuando tienes que perdonar todos los días, al final un lo siento se convierte en el comodín de cualquier pretexto injustificado, innecesario e inmerecido. Tenemos la mala costumbre de defender al malo y descuidar al bueno. De contar mentiras tra la rá y de tener que hacer un máster para descubrir verdades. Mantenemos en nuestra vida “amigos” porque sí y llenamos nuestras agendas de compromisos a los que realmente no queremos ir. Tenemos la mala costumbre de sentirnos mal por decir no y de creernos mejores por decir si.
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Tenemos la mala costumbre de esperar a un cáncer, a una mala noticia o a una llamada de que alguien querido se nos fue, para tomar las riendas de nuestra vida y empezar a apreciar cada puesta de sol, cada mañana que te levantas de la cama y cada luna que abrazas en tu almohada. Tenemos la mala costumbre de usar el descuido a diario, olvidando que los pequeños detalles importan, que los pequeños detalles construyen grandes caminos y que cada lunes, puede ser el mejor día de la semana. Tenemos la mala costumbre de quejarnos por todo, de culpar siempre al otro porque claro, tú eres un ser perfecto y nunca, nunca, haces nada. Siempre es la parte contraria. Decimos muy pocoste quieros y hacerlo por primera vez es como “buf que va, no vaya a ser que se asuste”. ¿Asustarse de qué? ¿Cómo una persona puede asustarse porque alguien le quiera?.
Asústate si algún día te vas a la cama sin sentir que quieres a otra persona.
Asústate el día que te vayas a dormir sin decirle a esa persona lo importante que es parati.
Asústate cuando no le des besos a tu madre y a tu padre.
Asústate cuando seas incapaz de abrazar a alguien y sentir esa sensación tan extraordinaria que producen los abrazos.
Asústate cuando las defensas de tu cuerpo se hayan vuelto inmunes al dolor ajeno.
Y cuando veas una injusticia y no hagas absolutamente nada para remediarlo.
Asústate cuando pases un solo día sin ayudar a alguien.
Asústate de verdad, porque créeme. Estás muerto.

Y es que…
Tenemos la mala costumbre de trabajar demasiado, de cargar con una mochila llena de cosas innecesarias y de comer más de lo que nuestro cuerpo necesita. Tenemos la mala costumbre de creernos mejores que los demás, de bailar poco, fumar mucho y respirar a medias. Tenemos la mala costumbre de ir caminando por las calles de nuestra ciudad mirando al suelo, o a nuestro teléfono móvil. ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo bonitos que son los edificios de esas calles por las que pasas a diario? Por no hablar de la luz de las estrellas.
5863482_fTuP1igt_c_largeTenemos la mala costumbre de empezar el gimnasio la semana que viene. De cuidarnos cuando ya es demasiado tarde y de tomar vitaminas cuando estamos enfermos. Tenemos la mala costumbre de creer que el pelo de aquella es mejor que el nuestro. Que su suerte es nuestra desdicha y de compararnos como si fuésemos presa de alguien que busca en comparadores de Internet. Tenemos la mala costumbre de medirnos por nuestros estudios o por nuestra altura. De confundir la belleza con la delgadez y de creernos que no somos capaces de conseguirlo, porque alguien una vez así, nos lo hizo creer. Y no fue nadie más que tú mismo.
Tenemos la mala costumbre de apuntarnos a clases de idiomas, cuando ni siquiera dominamos el nuestro. De querer conocer mundo y viajar lo más lejos posible cuando aún, nos quedan lugares maravillosos por descubrir en nuestra propia tierra. Tenemos la mala costumbre de comer animales, de contaminar el mundo y de lavar la ropa en vez de nuestras conciencias. Tenemos la mala costumbre de escuchar poco y hablar demasiado. De dar consejos y juicios de valor sin ser conscientes del poder que pueden llegar a tener nuestras palabras. Dejamos demasiado pronto y tenemos muy poca paciencia. Objetos de usar y tirar, sin importarnos lo más mínimo su destino. Tenemos la mala costumbre de creernos que lo sabemos todo. Cuando realmente, no tenemos idea de nada.

Wasapeamos mucho,
dormimos demasiado
y follamos poco.

Nos pasamos media vida o vida entera, soñando esa vida perfecta que nos gustaría tener. Cuando somos ajenos a que realmente la vida perfecta es ahora. Es cada momento, cada instante de los segundos que marca el reloj de tus días. Es cada oportunidad, cada sonrisa, cada beso y cada vez que te enamoras. ¡ENAMORÉMONOS TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA! No pongas barreras a tu corazón y deja los prejuicios para aquellos que llevan el cartel de cobarde escrito en tinta permanente. Ni con disolvente se va.

Empieza a acostumbrarte a esta vida que a veces es dura. Terriblemente dura. Pero no te lamentes ni te vayas nunca a la cama habiendo hecho daño alguien. Habiendo dejado para luego esos ahoras que nunca llegaron. No habiendo cumplido ese sueño que tanto querías, no habiendo hecho unos kilómetros de más ese día porque tu cuerpo estaba cansado. No permitas que alguien fallezca para luego recordarlo y decirle mirando su foto, cuánto le querías. No dejes que la rutina o la sensación de eternidad descuide lo verdaderamente importante de tu vida.
En definitiva, no dejes que la mala costumbre sea la invitada de honor en los días que te quedan por vivir a partir de hoy.
Quiere ahora, no mañana.
 http://elrincondefloricienta.wordpress.com/2014/03/21/la-mala-costumbre/

El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que estás contento y te hace sentir mejor”

Comparto hoy una información que lleva tiempo circulando por las redes, aunque yo la descubrí esta mañana por gracia de una buena amiga.
Inteligencia Emocional, pura ciencia, todo emoción. Me encanta:

Juan Hitzig el cerebro Alfabeto Emocional, del Dr. Hitzig

El Dr. Juan Hitzig es médico y profesor de Biogerontología en la Universidad Maimónides, es miembro de la Academy of Antiaging Medicine y asesor gerontológico de la Fundación Convivir.
Autor de varios libros sobre cómo envejecer llenando de vida los años, en su weblongevus.com lanza la siguiente reflexión que resume sus postulados:

“Usted puede hacer más por su envejecimiento de lo que cree que el envejecimiento hará por usted”

El Dr. Juan Hitzig, en sus libros y seminarios nos cuenta cosas como estas:
“No hay duda de que el ser humano vive cada vez más. ¿Cómo hacer para que esta longevidad no sea una acumulación de dolencias y enfermedades, sino una etapa vital, plena de experiencias y desarrollo personal?
Las ideas centrales de este libro se basan en investigaciones que demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos.
Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo  dedicado a  estudiar lascausas de la longevidad saludable sostiene con humor que:
“El cerebro es un ‘músculo’ fácil de engañar; si sonríes cree que  estás contento y te hace sentir mejor”.
Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción  (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas  quecuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de  malestar, enfermedades e incluso de muerte.
Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene  memorizar: R-D-S-A
- Las conductas con R:
Resentimiento, Rabia, Reproche, Rencor, Rechazo, Resistencia, Represión…  
Son generadoras de CORTISOL, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre, es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.                  
Las conductas R generan actitudes D:
Depresión,  Desánimo, Desesperación, Desolación.
- En cambio, las conductas con S
Serenidad, Silencio, Sabiduría, Sabor, Sexo, Sueño, Sonrisa, Sociabilidad, Sedación…
Son generadoras de SEROTONINA, una hormona que nos produce tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.                     
 Las conductas S generan actitudes A:
Animo, Aprecio, Amor, Amistad, Acercamiento.
Fíjate que así, nos enteramos de que lo que siempre se llamó “hacerse mala  sangre” no es más que un EXCESO DE CORTISOL  y una FALTA DE SEROTONINA en la  sangre.
Algunas reflexiones más del Dr. Hitzig:
- Presta atención a tus PENSAMIENTOS pues se harán PALABRAS.
- Presta atención a tus PALABRAS pues se harán ACTITUDES.
- Presta atención a tus ACTITUDES porque se harán CONDUCTAS.
- Presta atención a tus CONDUCTAS porque se harán CARÁCTER.
- Presta atención a tu CARÁCTER porque se hará BIOLOGÍA.
Practiquemos:  
Hace muchos años el poeta Rabindranath Tagore decía:
“Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?” 
Podría servirnos para aprender a dejar las quejas y los pensamientos negativos de lado y buscar en cada situación el aspecto positivo ya que hasta la peor de  ellas, lo tiene.
De esa forma nos inundaría la SEROTONINA con todas sus eses, la sonrisa se nos  grabaría en las mejillas y todo ello nos ayudaría a vivir mucho mejor, ese montón de años que la ciencia nos ha agregado.  Porque, olvidaba escribirlo, el Dr. Hitzig ha comprobado con sus investigaciones  que quienes envejecen bien y mejor son las personas ACTIVAS, SOCIABLES Y SONRIENTES.
No a los rezongones, malhumorados y avinagrados, (que nadie quiere tener cerca).
Empecemos hoy practicando las eses frente al espejo, para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud. ¿Estás de acuerdo con el alfabeto emocional? ¿Qué abunda más en tu vida, R o S? Reflexiona y ponle empeño.”

Mudras: Mudra del Ser Interior

Mudras: Mudra del Ser Interior
hermandadblanca.org Mudra ser interior 605x431 300x213 Mudras: Mudra del Ser Interior sabiduria y conocimiento meditaciones sabiduria y conocimiento sabiduria y conocimiento meditaciones description multimedia
Este mudra pertenece al grupo de mudras espirituales que en tiempos remotos se utilizaban en los templos e iglesias para reforzar la meditación y la oración. Une las puntas del índice, el dedo medio, el anular y el meñique y las alhohadillas de las manos. Los pulgares deben quedar juntos y recorrer el «camino» hasta tocar las puntas unidas de los meñiques. Por debajo de las puntas de los meñiques se forma una cavidad vacía a través de la cual brilla la luz. Esta abertura simboliza la fuerza del corazón por medio de la sabiduría divina. En cada persona la abertura es distinta. Este mudra simboliza el ser interior de una persona, cubierto por el poder corporal, pero aireado de vez en cuando por la felicidad o el sufrimiento, o dirigido por la escuela oculta del hombre interior. Mantén las manos en esta postura primero ante la frente, y mira sin bizquear, a través de la obertura todo el tiempo que puedas; luego baja los brazos y mantén el mudra durante un rato unos centímetros por debajo de la barbilla. Tus manos se encuentran de forma automática justo en el lugar donde según los antiguos misterios está el alma, y es por eso por lo que tus manos forman un templo. Ahora, presta atención a tu respiración. Con cada espiración sopla con delicadeza: «Huuu» y déjate llevar por la pequeña abertura hacia el infinito, el gran misterio. Cuando se practica este mudra, y más si se hace con las piernas cruzadas en la postura de meditación, las diferentes partes del cuerpo forman muchos triángulos; empezando por el pequeño espacio entre los dedos, pasando por la postura de las manos, los brazos, las piernas y todo el cuerpo. El triángulo es el símbolo de la divinidad y nuestro cuerpo en esta ocasión lo expresa de forma múltiple. Este mudra es una oración sin palabras, una meditación silenciosa, una entrega a lo divino. Con este mudra entramos en el reino de lo impalpable, de lo divino. Mudras: Mudra del Ser Interior GHB - Informacion difundida por             http://hermandadblanca.org

Para reflexionar, tendras pacincia para leerlo '???

UNA DULCE LECCIÓN DE PACIENCIA.
Para reflexionar....Tendrás paciencia para leerlo...?
Cuentan que un taxista de Nueva York llegó a la dirección y tocó el claxon. Después de esperar unos minutos volvió a tocar el claxon. Como esa iba a ser la última carrera de su turno, pensó en marcharse, pero en su lugar, estacionó el automóvil y caminó hacia la puerta y llamó... "Un minuto", respondió una frágil voz de anciana. El taxista oyó algo que se arrastraba a través de la puerta.

Después de una larga pausa, la puerta se abrió. Una pequeña mujer de unos 90 años estaba de pie ante el taxista. Llevaba un vestido estampado y un sombrero con un pequeño velo, como alguien sacado de las películas de los años 40.

A su lado había una pequeña maleta de nylon. El apartamento parecía que no había sido habitado durante años. Los muebles estaban cubiertos con sábanas.

No había relojes en las paredes, ningún chisme ni utensilio en los mostradores. En el rincón había una caja de cartón llena de fotos y cristalería.

"¿Sería tan amable de llevarme la maleta al coche?", dijo. El taxista llevó la maleta al taxi y regresó para ayudar a la anciana.
Ella se agarró a su brazo y lentamente caminaron hacia la acera.
La anciana no paraba de agradecer la amabilidad del taxista. "No es nada", le dijo "Solo intento tratar a mis clientes del modo en que me gustaría que trataran a mi madre".
"Oh, usted es un buen muchacho", dijo ella. Cuando se metieron en el taxi, ella le dio una dirección y entonces le preguntó al taxista: "¿Le importaría llevarme por el centro?"
"No es el camino más corto", respondió rápidamente el taxista.
"Oh, no me importa", dijo ella, "No tengo ninguna prisa. Voy de camino a un hospicio".
El taxista miró por el retrovisor. Los ojos de la anciana brillaban. "No me queda familia ninguna", prosiguió con una suave voz. "El médico dice que no me queda mucho tiempo." El taxista extendió el brazo lentamente y paró el taxímetro.
"¿Qué ruta quiere que tome?", preguntó.
Durante las siguientes dos horas, dieron vueltas por la ciudad. Ella le enseñó al taxista el edificio donde años atrás había trabajado de ascensorista.
Pasaron por el barrio donde ella y su esposo había vivido de recién casados. La anciana le hizo parar frente a un almacén de muebles que una vez había sido un salón de baile en el que ella había bailado de niña.
Algunas veces, la anciana le pedía que aminorara la marcha enfrente de algún edificio o esquina en concreto y se sentaba mirando fijamente en la oscuridad sin decir nada.
Cuando el primer esbozo de los rayos de sol aparecían por el horizonte, ella dijo de repente: "Estoy cansada. Vámonos ya".
El taxista condujo en silencio hacia la dirección que ella le había dado. Era una edificio bajo, como un pequeño sanatorio, con una camino de entrada que pasaba por debajo de un pórtico.
Dos camilleros salieron tan pronto como paramos. Eran solícitos y resueltos, observando cada movimiento de ella. Debían de haber estado esperándola.
El taxista abrió el maletero y llevó la maletita hasta la puerta. La mujer ya estaba sentada en una silla de ruedas.
"¿Qué le debo?", preguntó buscando en el monedero.
"Nada", dijo el taxista.
"Por favor, tiene que ganarse la vida", respondió ella.
"Hay más clientes", respondió el taxista.
Casi sin pensar, el taxista se inclinó y le dio un abrazo. Ella se abrazó a el fuertemente.
"Usted ha dado a una vieja un pequeño momento de alegría", dijo ella. "Gracias".
El taxista caminó hacia la tenue luz de la mañana... Detrás de él se cerró una puerta. Fue el sonido del cierre de una vida.

El taxista no recogió ningún cliente más en aquel turno. Condujo sin dirección alguna sumido en sus pensamientos. Durante el resto de aquel día, apenas pudo hablar. ¿Qué hubiera ocurrido si a aquella señora le hubiese tocado un taxista furioso o impaciente por terminar el turno? ¿Qué hubiera ocurrido si él se hubiera negado a hacer la carrera o si solo hubiese tocado el claxon una vez y se hubiera marchado?
Entonces pensó que no había hecho nada más importante que aquello en su vida.
Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas giran alrededor de grandes momentos.
Pero los grandes momentos muchas veces nos pillan desprevenidos y por sorpresa, envueltos maravillosamente en lo que otras personas considerarían un momento sin importancia.