jueves, 4 de noviembre de 2010

LA ARMONÍA



Toda la espiritualidad, incluyendo la espiritualidad tradicional y fundamentalista, tiene sus raíces en ayudar a la gente a crear armonía.

Ciertamente puede decirse que toda espiritualidad tiene que ver con tu relación con Dios/Diosa/Todo Lo Que Es, como nosotros decimos, o con Dios, como otros dicen. La fuente suprema de esa armonía que buscas es tu relación personal con Dios/Diosa/Todo Lo Que Es. Si tienes esa relación, no necesitas otro remedio.

Sin embargo, la mayoría no tiene esa unión con Dios/Diosa/Todo Lo Que Es. Así que, mientras la obtienes, te presentamos algunas maneras de crear esa armonía especial. Tus respuestas vendrán de responderte a ti mismo una serie de preguntas.

Primera pregunta: "¿Qué me hace feliz?"

La pregunta parece sencilla, casi tonta. La respuesta parece demasiado obvia. Sin embargo, cuando te detienes y lo miras seriamente, te das cuenta de que al menos la respuesta es bastante compleja. Hay un punto de vista adolescente que incluye todas las cosas locas y desenfrenadas que puedas pensar, decir y hacer. Y hay un punto de vista de niño, que se concentra en escapar y esconderse. ¿Dónde está el punto de vista del adulto? ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te hace realmente feliz? Tómate tu tiempo para responderte.

Requiere de esfuerzo mirar y buscar entre todas las cosas que te han dicho que deben hacerte feliz, ya sea que te lo hayan dicho tus padres, tus amigos, la sociedad o la tradición. Requiere de mucho esfuerzo realmente cortar a través de ello y alejarse de todo "eso" que está ahí, para buscar honestamente qué te hace feliz A TI.

Resulta esto tan difícil, que muchos de quienes intentan buscar una respuesta honesta tienen que plantearse la pregunta de otras maneras: ¿Qué me gusta hacer? ¿Qué me hace reír? ¿Qué me hace sentir bien? ¿Qué me hace sentir fuerte? Ahí es donde empieza la armonía.

Segunda pregunta: "¿Qué es lo que me acerca a Dios/Diosa/Todo Lo Que Es (o cualquier otro nombre que le des a Dios)?"

¿Cuáles acciones, cuáles comportamientos, cuáles pensamientos o sentimientos, qué actitudes o creencias, qué elecciones o decisiones te acercan más y, a la larga, lo más posible? Para encontrar armonía necesitas hacerte la pregunta con frecuencia. Aún cuando parezca tonto, pregúntatelo.

"¿Me pongo esta ropa para ir a trabajar hoy o me pongo esta otra?" Quizás pienses: "Sí, cómo no, ¿cierta ropa me acerca más a Dios/Diosa/Todo Lo Que Es?" Sí, exactamente. Decide con cuál ropa te sentirás más cerca de Dios/Diosa/Todo Lo Que Es, aunque sea sólo un milímetro más cerca. Exageramos para exponer este punto. La situación podría parecer tonta, pero una respuesta y una reacción honestas producirán un impacto que será profundo.

Tercera pregunta: "¿Cuál es mi destino? ¿Qué destino deseo?"

Cuando utilizamos la palabra "destino" nos referimos a una fuerza viva y dinámica, no a una expresión estática decidida de antemano. Verás, con tanta frecuencia la gente quiere encontrar su destino como si fuese cierto tesoro escondido bajo una roca en algún lugar de su consciencia. De hecho, uno de los secretos que más poder otorgan, tanto en el misticismo como en la Nueva Espiritualidad, es que el destino no es algo preordenado. Más bien, el destino es algo que se elige.

Destino es destinación. Tu destino es tu destinación — el lugar hacia donde vas y tu razón para ir ahí. El destino es la destinación que elegimos.

Cuando eliges una destinación que está alineada con los enfoques de tu vida, tu imagen multifacética y tu identidad en esta vida, entonces empiezas a vivir tu destino. Al vivirlo, lo manifiestas. Al vivirlo, encuentras armonía y paz interior.

Cuarta pregunta: "¿Dónde están mis milagros?"

La palabra y la idea de los milagros hoy en día resultan un cliché. Se balancean peligrosamente cerca del abismo. Los milagros están a punto de caer en el hueco de los "dichos de la Nueva Era". Antes de perderlos para siempre, es importante comprender qué es un milagro.

Un milagro es algo que resulta mucho mejor de lo que esperabas —cualquier cosa que creías más allá de tus deseos, imaginación y expectativas. Eso es todo.

Así que comienza a buscarlos. Busca dondequiera que puedas imaginar, dondequiera que desees, dondequiera que los esperes... y más allá.

No sólo esperes milagros: empieza a crearlos. Primero empieza donde tienes conocimientos. Crea milagros en los escenarios de tu vida donde ya se encuentren. Después expándete. A fin de cuentas eso es el crecimiento: expandir nuestra conciencia. Para encontrar armonía, encuentra y expande tus milagros.

Cuatro sencillas preguntas, muchas respuestas excitantes. Mézclalo bien e inhala la resonancia llamada Armonía.

Con amor y paz...  Lazaris