viernes, 20 de mayo de 2011
EL RENACER DEL SER ☆ LIBERANDO TU MENTE! DESPERTANDO Y ACTIVANDO TUS TALENTOS Y CREATIVIDAD! ARTICULO RECOMENDADO - LEER Y COMPARTIR! ☆
☆ LIBERANDO TU MENTE! DESPERTANDO Y ACTIVANDO TUS TALENTOS Y CREATIVIDAD! ARTICULO RECOMENDADO - LEER Y COMPARTIR! ☆ ☆ LIBERANDO TU MENTE! DESPERTANDO Y ACTIVANDO TUS TALENTOS Y CREATIVIDAD! ARTICULO RECOMENDADO - LEER Y COMPARTIR! ☆ Consejos para aprovechar al máximo tu creatividad Conoce las 10 cerraduras mentales Si te preguntan ¿eres creativo? qué responderías. ¿Eres de los que piensa que la creatividad está reservada para pintores, escritores o cineastas? ¿Opinas que el proceso creativo es necesariamente doloroso. O, por el contrario, ¿crees que las ideas creativas surgen sin esfuerzo? Pues te equivocas. Estos son solo tres de los varios mitos que rodean a la preciada capacidad de salirse de la norma y sorprender. Los expertos definen la creatividad como la habilidad de crear algo original y práctico. Y coinciden en que todos somos creativos. Con el uso de técnicas y ejercicios también es posible potenciar el don. Así es que si te interesa provocar el alumbramiento de nuevas y útiles ideas lo primero que debes hacer es descartar el estereotipo del genio solitario inspirado únicamente por la depresión o la esquizofrenia que aunque por supuesto existen, no son la norma. Las investigaciones en torno al tema han identificado características mucho más comunes en personas creativas. Para empezar: son felices y disfrutan lo que hacen. El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, dedicado a estudiar los tópicos de felicidad y creatividad creó la teoría del flujo. Esta plantea que cuando un sujeto tiene capacidad de hacer algo que, además, le produce placer queda inmerso en un estado extremo de placer, algo así como un éxtasis favorable a la creación. Así las cosas, la idea creativa -tiene que haberte ocurrido- puede surgir del impulso o la intuición. Aparece cuando menos lo esperas. Esa satisfacción que produce hallar la solución que buscamos es tan agradable que parece magia. Por eso, la creatividad ha estado rodeada siempre por un aire casi místico que contribuye a que muchos la conciban como un poder casi divino que no pueden poseer. Estudiosos de la creatividad como el doctor Robert Epstein, profesor de la Universidad de Harvard, se han empeñado en derrotar esta y otras creencias con la ciencia. “La creatividad no es algo mítico. Es una extensión de lo que ya sabemos”, asegura en uno de sus artículos el también director de Creativity International. Plantea que la gente creativa tiene -o desarrolla- destrezas para la retención de ideas. Son conscientes de que esa solución que buscan puede surgir súbitamente y no están dispuestos a dejarla escapar. Por eso están alertas a sus pensamientos y preparados para documentarlos. Tienen libretas en la mesa de noche, cargan con ellas en la cartera, los bolsillos o el carro. Si es necesario, salen corriendo a poner en práctica eso que se les ocurre. Para dramatizar la importancia de este concepto Epstein narra en uno de sus artículos el caso del científico Otto Loewi. Durante años buscó la solución a un problema de biología y la solución se le ocurrió en un sueño. Despertó y lo anotó en un cuaderno, pero la mañana siguiente no pudo descifrar su letra. La noche siguiente la musa volvió a aparecer en sueños. Ante esta segunda aparición de inspiración la reacción de Loewi fue quitarse la pijama y correr al laboratorio. Más adelante ganó el Premio Nobel gracias al trabajo que comenzó esa madrugada. Otro de los ejercicios que recomienda Epstein es el reto. Para hacerlo, es útil plantearse lo que él llama preguntas abiertas que den paso a muchas respuestas sin que necesariamente haya una correcta. Es más, sin que la solución sea realizable. Si le dices a un grupo de personas que tiene 24 horas para dar con ideas que logren la paz mundial o la eliminación de toda la contaminación mundial seguramente obtendrás montones de respuestas ilógicas, incoherentes o irrealizables. Pero el ejercicio habrá cumplido su propósito pues también habrá contestaciones interesantes o incluso realizables. El pensamiento fue estimulado. Eso es lo importante. Uno de los obstáculos para pensar de esta manera es el miedo a la crítica de otros o a esa voz interna que puede susurrarte al oído: “qué ridículo eres”. Si observas a un niño jugar notarás que muy probablemente no tienen este problema. Los pequeños suelen imaginar sin límites y, mejor aún, disfrutan al hacerlo. Hasta que los adultos -padres y maestros- empezamos a desalentarlos con nuestra realidad. “La condición humana misma es desear crear, pero el asunto es que la creación trae como resultado la diferencia. Cuando a un niño se le da espacio para crear no va a reproducir lo que ya existe. Va a crear su propio mundo que es único. Entonces, se requiere un mundo adulto que no le tenga miedo al mundo interior del niño”, señala el psicoanalista Alfredo Carrasquillo. El reto, plantea, “es lograr una sociedad que se permita negociar acuerdos con espacio para la creatividad de cada quien”. Sistemas educativos alrededor del mundo se han percatado de esta realidad y están buscando la forma de atenderla. La revista Newsweek, en un artículo titulado ‘La crisis de la creatividad’ reseñó que por primera vez en décadas, a partir de los años 90 se observa una tendencia descendente en los exámenes que miden la creatividad de niños y adultos. Plantea que aunque es prematuro identificar causas -algunos culpan al exceso de horas frente al televisor y los videojuegos- muchos países están reaccionando al mismo problema con iniciativas contundentes. La Unión Europea designó el 2009 como el Año de la creatividad e innovación. La agenda incluyó conferencias acerca de la neurociencia de la creatividad, entrenamiento a maestros y creación de programas para fomentar el aprendizaje en las escuelas a través de la solución de problemas. Igualmente, en China se está llevando a cabo una reforma educativa que utiliza ese mismo acercamiento, según reseñó Newsweek. Dicen que la creatividad es la madre de la invención y eso parece ser cierto. Investigaciones en la Universidad de Harvard, entre ellas una a cargo de la doctora Teresa Amabile concluyó que la motivación personal es el componente central a la hora de crear. La motivación es ese motor interno que alimenta las ganas. Hay otros rasgos de la personalidad y actitudes que suelen distinguir a la gente creativa, explica Gómez. Utilizan el humor y la diversión, son independientes, persistentes y curiosos, toman riesgos calculados y confían en sí mismos. Y ahora, si te preguntan si ¿eres creativo?. ¿Qué contestarías? Las 10 cerraduras mentales 1. Una respuesta correcta – Cuando tenemos una idea aceptable, solemos parar de pensar. Eso evita que llegue una mejor idea o más creativa. Desde pequeños, nuestros padres y la escuela nos enseñan que la persona inteligente es la que tiene la respuesta “correcta” (o esperada) lo más rápido posible. Sin embargo, debemos permitir espacio para buscar otras alternativas. 2. Eso no es lógico – Cuando tenemos una idea irreal (o fuera de lo común), rápidamente la descartamos porque no nos hace mucho sentido. Cuando queremos solucionar un problema o tomar una decisión de manera creativa debemos permitirnos un tiempo para pensar ilógicamente, así tendremos ideas fuera de lo normal que luego podemos ajustar a la realidad de alguna manera. 3. Sigue las reglas – Cuando estamos ante un problema o decisión, las primeras idea que nos llegan están basadas en reglas, patrones, experiencias pasadas, historia, etc. Como dijo Einstein: “No podemos resolver los problemas utilizando el mismo tipo de pensamiento con el cual los creamos.” A veces es necesario retar las reglas establecidas y lo “normal”. 4. Sé práctico – Cuando tenemos una idea no viable o no realizable, rápidamente la descartamos porque no es pertinente para la realidad actual (presente). Pero la realidad de que vivimos con la fuerza de gravedad, no ha sido impedimento para viajar en avión, ¡y hasta viajar a la Luna! En nuestro diario vivir, un buen ejercicio sería preguntarnos: ¿qué tal si…?, o ¿qué haría otra persona en mi lugar? (incluyendo a algún genio- Einstein, Confucio, Sócrates), o la persona más inteligente del mundo, etc). Es bueno preguntarse también “¿qué haría si supiera que no fracasaré?” (esto lo dijo Robert Schuller). 5. Jugar es frívolo – Cuando estamos divirtiéndonos, pensamos que es un tiempo perdido, sin importancia. Tomar un tiempo de descanso, relajarnos, olvidar por un momento el problema (situación), hacer cosas divertidas, como nuestros pasatiempos, son actividades que permiten a la mente concebir otras alternativas, e incluso vivir el “momento ¡Ahá!”- donde concebimos la idea espontáneamente. 6. Esa no es mi área – Cuando no conocemos sobre el tema o no somos especialistas en resolver ese tipo de problemas, nos autocensuramos al omitir cualquier idea que nos surge en la mente. Aunque hay ocasiones que es vital consultarlo con un experto en el tema, también es importante considerar ideas de personas que no conocen absolutamente o casi nada del tema. Además, muchas veces podemos adaptar una idea que fue exitosa en otra área al problema o decisión de nuestro interés. Por ejemplo, Alexander Graham Bell adaptó la idea del oído vibrando ante los sonidos para crear la idea del teléfono. 7. No seas tonto – Cuando tenemos ideas que nos parecen ridículas o absurdas, nos autocensuramos para evitar las críticas y burlas de las demás personas. Sin embargo, de las ideas absurdas podemos adaptar uno o varios elementos para resolver nuestro problema (o tomar una decisión) creativamente. Por otro lado, algunas ideas pueden ser absurdas porque son ilegales, inmorales, incorrectas por alguna razón, en este caso podemos asumir totalmente contrario. Por ejemplo, deseamos encontrar una estrategia para convencer clientes a que compren nuestro producto. La idea absurda es que podemos golpearlo y manipularlo; la solución sería lo contrario: halagarlo y convencerlo. El próximo paso es buscar alternativas de cómo lograrlo; podría ser dándole a probar el producto, regalándole algo, diciéndole que le queda espectacular o que le resolverá todos sus problemas, entre otras cosas que todos hemos experimentado en las tiendas. 8. Evita la ambigüedad – Cuando una idea es confusa, no es precisa o no está clara, pensamos que es porque necesitamos mayor información o comprensión del área (tema, problema, situación). Aunque hay ocasiones que es importante conocer a precisión y exactitud un problema, esto nos encierra a enfocarnos en una sola manera de ver la situación. Por otro lado, cuando ofrecemos una solución ambigua, se abre la oportunidad para la interpretación de varias personas, lo que puede mejorar (o ampliar) las decisiones o soluciones que deseamos encontrar. 9. Errar es malo – Tenemos que aceptar que parte natural de la vida es cometer errores, y también es parte del proceso que nos acerca al éxito. Los errores son pasos o escalones para lograr lo que deseamos, ya que implican aprendizaje. Mejor errar por comisión a cometer un error de omisión, o sea es mejor equivocarse por hacerlo mal a equivocarse por nunca haberlo intentado. Por ejemplo, Thomas Edison intentó más de mil veces la idea de una bombilla que emite luz, hasta que todos esos errores lo llevaron al concepto útil. 10. Yo no soy creativo – Esta es una auto profecía que limita o impide nuestra creatividad. Henry Ford dijo “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, de cualquier manera estás en lo cierto.” Para ser creativo, muchas veces tenemos que intencionalmente sacar el tiempo para serlo, confiar en nosotros mismos y utilizar uno o varios de los diferentes estilos de pensamiento: 1. explorador- buscar información, la historia y lo desconocido 2. artista- adapta, combina, utiliza la intuición, busca analogías y rompe las reglas 3. juez- evalua cada idea, de manera crítica pero retando las suposiciones, y toma decisiones 4. guerrero- una idea sin acción, muere… hay que implementar la idea, y tener la perseverancia de sobrepasar los obstáculos en el camino. Recomendaciones para flexibilizar tu modo de pensar y ser más creativo 1. Replantea las situaciones o problemas. Por ejemplo, en vez de “conseguir un nuevo empleo” puedo “crear nuevos empleos”. En vez de preguntarte, “¿Qué dieta hago para rebajar?” puedo preguntarme “¿Cómo puedo ser más saludable, activo y verme mejor?”. En este último caso, enfocarte en “qué tipo de dieta” es una pregunta muy limitada para llegar a resolver tu situación, mientras que si te preguntas “cómo puedes ser lo que deseas lograr” abre tu mente a las posibilidades. 2. Descarta las respuestas o soluciones “normales”. Normal significa que la mayoría de las ocasiones sucede de esa manera, o que la mayoría de las personas hacen, dicen o piensan de esa manera. Por lo tanto, jugar con ideas que pueden llegar a ser absurdas o “imposibles” puede ser útil. De ellas puedes extraer elementos para tomar una decisión o resolver un problema creativamente. Por ejemplo, “poner un anuncio gigante en la Luna, para que el mundo entero pueda verlo” puede ser transferido a anunciarse por Internet utilizando las mejores estrategias de mercadeo en ese medio. 3. Sé perseverante. Aunque cometas errores o fracases, siempre hay un punto o varios puntos de aprendizaje que te sirven para mejorar la calidad de la decisión, solución, idea, producto o servicio. Es mejor cometer el error que omitir la idea creativa. Sin embargo, la recomendación es que el ejercicio de intento y error (en inglés “trial and error”) sea a una escala juiciosa, o sea que el riesgo sea mesurado o calculado. Si por otro lado, tu caso es que no se te ocurre nada creativo, debes mantener un pensamiento casi obsesivo de encontrar la idea que necesitamos; ya sea individualmente o buscando las opiniones y experiencias de otras personas. Por: Camile Roldán Soto Fuente: Elizabeth Gómez Méndez, consultora en psicología industrial organizacional Para su discernimiento... NAMASTE! ॐ Solo la Luz, el Amor y la Paz Prevalecerán. Israel Berrios (Coach de Empoderamiento Espiritual - Transpersonal / Maestro y Facilitador de Sanación) Soluciones Alternativas de Sanación® http://www.facebook.com/pages/
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