Debemos ser testimonio de nuestra nueva percepción, de nuestra nueva creencia, de nuestra nueva forma de entender y ver la vida. No basta con saber, hay que Ser, hay que actuar, hay que vivirlo. Entonces es cuando somos dioses en potencia reconociendonos herederos de la Energia Creadora y aceptando esta herencia con gratitud y amor Perdoname, Lo siento, Te amo, Gracias
martes, 7 de febrero de 2012
El Preludio de un Nuevo Sueño
Has establecido millares de acuerdos contigo mismo, con otras personas, con el sueño que es tu vida, con Dios, con la sociedad, con tus padres, con tu pareja, con tus hijos; pero los acuerdos más importantes son los que has hecho contigo mismo. En esos acuerdos te has dicho quién eres, qué sientes, qué crees y cómo debes comportarte. El resultado es lo que llamas tu personalidad. En esos acuerdos dices: «Esto es lo que soy. Esto es lo que creo. Soy capaz de hacer ciertas cosas y hay otras que no puedo hacer. Esto es real y lo otro es fantasía; esto es posible y aquello es imposible».
Un solo acuerdo no sería un gran problema, pero tenemos muchos acuerdos que nos hacen sufrir, que nos hacen fracasar en la vida. Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper esos acuerdos que se basan en el miedo y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla.
Todos nacemos con una determinada cantidad de poder personal que se renueva cada día con el descanso. Desgraciadamente, gastamos todo nuestro poder personal primero en crear esos acuerdos, y después en mantenerlos. Los acuerdos a los que hemos llegado consumen nuestro poder personal, y el resultado es que nos sentimos impotentes. Sólo nos queda el poder justo para sobrevivir cada día, porque utilizamos la mayor parte de él en mantener los acuerdos que nos atrapan en el sueño del planeta. ¿Cómo podemos cambiar todo el sueño de nuestra vida cuando ni siquiera tenemos poder para cambiar hasta el acuerdo más insignificante?
Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía.
Cada vez que rompes un acuerdo, todo el poder que utilizaste para crearlo vuelve a ti. Si los adoptas, estos cuatro acuerdos crearán el poder personal necesario para que cambies todo tu antiguo sistema de acuerdos.
Necesitas una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos. Pero si eres capaz de empezar a vivir con ellos, tu vida se transformará de una manera asombrosa. Verás cómo el drama del Infierno desaparece delante de tus mismos ojos. En lugar de vivir en el sueño del Infierno, crearás un nuevo sueño: tu sueño personal del Cielo.
- Los cuatro acuerdos - Dr. Miguel Ruiz -
Un solo acuerdo no sería un gran problema, pero tenemos muchos acuerdos que nos hacen sufrir, que nos hacen fracasar en la vida. Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper esos acuerdos que se basan en el miedo y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla.
Todos nacemos con una determinada cantidad de poder personal que se renueva cada día con el descanso. Desgraciadamente, gastamos todo nuestro poder personal primero en crear esos acuerdos, y después en mantenerlos. Los acuerdos a los que hemos llegado consumen nuestro poder personal, y el resultado es que nos sentimos impotentes. Sólo nos queda el poder justo para sobrevivir cada día, porque utilizamos la mayor parte de él en mantener los acuerdos que nos atrapan en el sueño del planeta. ¿Cómo podemos cambiar todo el sueño de nuestra vida cuando ni siquiera tenemos poder para cambiar hasta el acuerdo más insignificante?
Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía.
Cada vez que rompes un acuerdo, todo el poder que utilizaste para crearlo vuelve a ti. Si los adoptas, estos cuatro acuerdos crearán el poder personal necesario para que cambies todo tu antiguo sistema de acuerdos.
Necesitas una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos. Pero si eres capaz de empezar a vivir con ellos, tu vida se transformará de una manera asombrosa. Verás cómo el drama del Infierno desaparece delante de tus mismos ojos. En lugar de vivir en el sueño del Infierno, crearás un nuevo sueño: tu sueño personal del Cielo.
- Los cuatro acuerdos - Dr. Miguel Ruiz -
La Domesticacion y el Sueño del Planeta
Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. En este mismo momento estás soñando.
Sueñas con el cerebro despierto.
Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día. Sueña cuando el cerebro está despierto y también cuando está dormido. La diferencia estriba en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente.
Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.
Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir estas reglas en su mente. El sueño externo utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión para enseñarnos a soñar.
La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir.
Percibimos millones de cosas simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención para retener en el primer plano de nuestra mente lo que nos interesa. Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos.
Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.
Cuando íbamos al colegio, nos sentábamos en una silla pequeña y prestábamos atención a lo que el maestro nos enseñaba. Cuando Íbamos a la iglesia, prestábamos atención a lo que el sacerdote o el pastor nos decía. La misma dinámica funcionaba con mamá y papá, y con nuestros hermanos y hermanas. Todos intentaban captar nuestra atención. También aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, sus profesores, sus amigos: «¡Mírame! ¡Mira lo que hago! ¡Eh, que estoy aquí!».
La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta.
El sueño externo capta nuestra atención y nos enseña qué creer, empezando por la lengua que hablamos. El lenguaje es el código que utilizamos los seres humanos para comprendernos y comunicarnos.
Cada letra, cada palabra de cada lengua, es un acuerdo. Llamamos a esto una página de un libro; la palabra página es un acuerdo que comprendemos. Una vez entendemos el código, nuestra atención queda atrapada y la energía se transfiere de una persona a otra.
Tú no escogiste tu lengua, ni tu religión ni tus valores morales: ya estaban ahí antes de que nacieras.
Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Nunca escogimos ni el más insignificante de estos acuerdos. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.
De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información que otros seres humanos nos transmitieron del sueño del planeta. La única forma de almacenar información es por acuerdo. El sueño externo capta nuestra atención, pero si no estamos de acuerdo, no almacenaremos esa información. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos, y a eso lo llamamos «fe». Tener fe es creer incondicionalmente.
Así es como aprendimos cuando éramos niños. Los niños creen todo lo que dicen los adultos.
Estábamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe era tan fuerte, que el sistema de creencias que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida. No escogimos estas creencias, y aunque quizá nos rebelamos contra ellas, no éramos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro acuerdo.
Llamo a este proceso «la domesticación de los seres humanos». A través de esta domesticación aprendemos a vivir y a soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias. En primer lugar, al niño se le enseña el nombre de las cosas: mamá, papá, leche, botella… Día a día, en casa, en la escuela, en la iglesia y desde la televisión, nos dicen cómo hemos de vivir, qué tipo de comportamiento es aceptable. El sueño extremo nos enseña cómo ser seres humanos. Tenemos todo un concepto de lo que es una «mujer» y de lo que es un «hombre».
Y también aprendemos a juzgar: Nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas, juzgamos a nuestros vecinos…
Domesticamos a los niños de la misma manera en que domesticamos a un perro, un gato o cualquier otro animal. Para enseñar a un perro, lo castigamos y lo recompensamos. Adiestramos a nuestros niños, a quienes tanto queremos, de la misma forma en que adiestramos a cualquier animal doméstico: con un sistema de premios y castigos. Nos decían: «Eres un niño bueno», o: «Eres una niña buena», cuando hacíamos lo que mamá y papá querían que hiciéramos. Cuando no lo hacíamos, éramos «una niña mala» o «un niño malo».
Cuando no acatábamos las reglas, nos castigaban; cuando las cumplíamos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Pronto empezamos a tener miedo de ser castigados y también de no recibir la recompensa, es decir, la atención de nuestros padres o de otras personas como hermanos, profesores y amigos. Con el tiempo desarrollamos la necesidad de captar la atención de los demás para conseguir nuestra recompensa.
Cuando recibíamos el premio nos sentíamos bien, y por ello, continuamos haciendo lo que los demás querían que hiciéramos. Debido a ese miedo a ser castigados y a no recibir la recompensa, empezamos a fingir que éramos lo que no éramos, con el único fin de complacer a los demás, de ser lo bastante buenos para otras personas. Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.
En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales. Y cuando fuimos lo bastante mayores para que nuestra mente lo comprendiera, aprendimos a decir que no. El adulto decía: «No hagas esto y no hagas lo otro». Nosotros nos rebelábamos y respondíamos: «¡No!». Nos rebelábamos para defender nuestra libertad. Queríamos ser nosotros mismos, pero éramos muy pequeños y los adultos eran grandes y fuertes. Después de cierto tiempo, empezamos a sentir miedo porque sabíamos que cada vez que hiciéramos algo incorrecto recibiríamos un castigo.
La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos unos animales autodomesticados.
Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa. Nos castigamos a nosotros mismos cuando no seguimos las reglas de nuestro sistema de creencias; nos premiamos cuando somos «un niño bueno» o «una niña buena».
Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente. No es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad. Basamos todos nuestros juicios en él, aún cuando vayan en contra de nuestra propia naturaleza interior. Durante el proceso de domesticación, se programaron en nuestra mente incluso leyes morales como los Diez Mandamientos. Uno a uno, todos esos acuerdos forman el Libro de la Ley y dirigen nuestro sueño.
Hay algo en nuestra mente que lo juzga todo y a todos, incluso el clima, el perro, el gato… Todo. El Juez interior utiliza lo que está en nuestro Libro de la Ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos. Cada vez que hacemos algo que va contra el Libro de la Ley, el Juez dice que somos culpables, que necesitamos un castigo, que debemos sentirnos avergonzados. Esto ocurre muchas veces al día, día tras día, durante todos los años de nuestra vida.
Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte la llamamos «la Víctima». La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza. Es esa parte nuestra que dice: « ¡Pobre de mí! No soy suficientemente bueno, ni inteligente ni atractivo, y no merezco ser amado. ¡Pobre de mí!». El gran Juez lo reconoce y dice: «Sí. No vales lo suficiente». Y todo esto se fundamenta en un sistema de creencias en el que jamás escogimos creer. Y el sistema es tan fuerte que, incluso años después de haber entrado en contacto con nuevos conceptos y de intentar tomar nuestras propias decisiones, nos damos cuenta de que esas creencias todavía controlan nuestra vida.
Cualquier cosa que vaya contra el Libro de la Ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo. Incumplir las reglas del Libro de la Ley abre nuestras heridas emocionales, y reaccionamos creando veneno emocional. Dado que todo lo que está en el Libro de la Ley tiene que ser verdad, cualquier cosa que ponga en tela de juicio lo que creemos nos hace sentir inseguros.
Aunque el Libro de la Ley esté equivocado, hace que nos sintamos seguros.
Por este motivo, necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias; porque, aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas.
De la misma forma que el gobierno tiene un Código de Leyes que dirige el sueño de la sociedad, nuestro sistema de creencias es el Libro de la Ley que gobierna nuestro sueño personal. Todas estas leyes existen en nuestra mente, creemos en ellas, y nuestro Juez interior lo basa todo en ellas. El Juez decreta y la Víctima sufre la culpa y el castigo. Pero ¿quién dice que este sueño sea justo? La verdadera justicia consiste en pagar sólo una vez por cada error. Lo que es verdaderamente injusto es pagar varías veces por el mismo error.
¿Cuántas veces pagamos por un mismo error? La respuesta es: miles de veces. El ser humano es el único animal sobre la Tierra que paga miles de veces por el mismo error. Los demás animales pagan sólo una vez por cada error. Pero nosotros no. Tenemos una gran memoria. Cometemos una equivocación, nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables y nos castigamos. Sí fuese una cuestión de justicia, con eso bastaría; no necesitamos repetirlo, Pero cada vez que lo recordamos, nos juzgamos de nuevo, volvemos a considerarnos culpables y nos volvemos a castigar, una y otra vez, y otra, y otra más. Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda el error, y así volvemos a juzgarnos de nuevo, nos castigamos otra vez y nos volvemos a sentir culpables. ¿Acaso es esto justo?
¿Cuántas veces hacemos que nuestra pareja, nuestros hijos o nuestros padres paguen por el mismo error? Cada vez que recordamos el error, los culpamos de nuevo y les enviamos todo el veneno emocional que sentimos frente a la injusticia; hacemos que vuelvan a pagar por ello. ¿Eso es justicia? El Juez de la mente está equivocado porque el sistema de creencias, el Libro de la Ley, es erróneo. Todo el sueño se fundamenta en una ley falsa. El 95 por ciento de las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque creemos en todas ellas. En el sueño del planeta, a los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales. El sueño externo no es un sueño placentero; es un sueño lleno de violencia, de miedo, de guerra, de injusticia. El sueño personal de los seres humanos varía, pero en conjunto es una pesadilla. Si observamos la sociedad humana, comprobamos que es un lugar en el que resulta muy difícil vivir, porque está gobernado por el miedo. En el mundo entero, vemos sufrimiento, cólera, venganza, adicciones, violencia en las calles y una tremenda injusticia. Esto existe en diferentes niveles en los distintos países del mundo, pero el miedo controla el sueño externo.
Si comparamos el sueño de la sociedad humana con la descripción del Infierno que las distintas religiones de todo el mundo han divulgado, descubrimos que son exactamente iguales. Las religiones dicen que el Infierno es un lugar de castigo, de miedo, de dolor y de sufrimiento, un lugar donde el fuego te quema.
Cada vez que sentimos emociones como la cólera, los celos, la envidia o el odio, experimentamos un fuego que arde en nuestro interior. Vivimos en el sueño del Infierno.
Si consideramos que el Infierno es un estado de ánimo, entonces nos rodea por todas partes. Tal vez otras personas nos adviertan que si no hacemos lo que ellas dicen que deberíamos hacer, iremos al Infierno.
Pero ya estamos en el Infierno, incluso la gente que nos dice eso. Ningún ser humano puede condenar a otro al Infierno, porque ya estamos en él. Es cierto que los demás pueden llevarnos a un Infierno todavía más profundo, pero únicamente si nosotros se lo permitimos.
Cada ser humano, hombre o mujer, tiene su sueño personal, que, al igual que ocurre con el sueño de la sociedad, a menudo está dirigido por el miedo. Aprendemos a soñar el Infierno en nuestra propia vida, en nuestro sueño personal. El mismo miedo se manifiesta de distintas maneras en cada persona, por supuesto, porque todos sentimos cólera, celos, odio, envidia y otras emociones negativas. Nuestro sueño personal también puede convertirse en una pesadilla permanente en la que sufrimos y vivimos en un estado de miedo constante. Sin embargo, no es necesario que nuestro sueño sea una pesadilla. Podemos disfrutar de un sueño agradable.
Toda la humanidad busca la Verdad, la justicia y la belleza. Estamos inmersos en una búsqueda eterna de la Verdad porque sólo creemos en las mentiras que hemos almacenado en nuestra mente. Buscamos la justicia porque en el sistema de creencias que tenemos no existe. Buscamos la belleza porque, por muy bella que sea una persona, no creemos que lo sea. Seguimos buscando y buscando cuando todo está ya en nosotros. No hay ninguna Verdad que encontrar. Dondequiera que miremos, todo lo que vemos es la Verdad, pero debido a los acuerdos y las creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla.
No vemos la Verdad porque estamos ciegos. Lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente. Necesitamos sentir que tenemos razón y que los demás están equivocados. Confiamos en lo que creemos, y nuestras creencias nos invitan a sufrir. Es como si viviésemos en medio de una bruma que nos impide ver más allá de nuestras propias narices. Vivimos en una bruma que ni siquiera es real. Es un sueño, nuestro sueño personal de la vida: lo que creemos, todos los conceptos que tenemos sobre lo que somos, todos los acuerdos a los que hemos llegado con los demás, con nosotros mismos e incluso con Dios.
Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron mitote. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Esta es la condición de la mente humana:
un gran mitote, y así es imposible ver lo que realmente somos. En la India lo llaman maya, que significa «ilusión». Es nuestro concepto del «yo». Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.
Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida. Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.
Durante el proceso de domesticación, nos formamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Creamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos aceptaran. Intentamos complacer especialmente a las personas que nos aman, como papá y mamá, nuestros hermanos y hermanas mayores, los sacerdotes y los profesores. Al tratar de ser lo suficientemente buenos para ellos, creamos una imagen de perfección, pero no encajamos en ella. Creamos esa imagen, pero no es una imagen real. Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. ¡Nunca!
Como no somos perfectos, nos rechazamos a nosotros mismos. El grado de rechazo depende de lo efectivos que hayan sido los adultos para romper nuestra integridad. Tras la domesticación, ya no se trata de que seamos lo suficientemente buenos para los demás. No somos lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección. Nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que desearíamos ser, o mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. No podemos perdonarnos por no ser perfectos.
Sabemos que no somos lo que creemos que deberíamos ser, de modo que nos sentimos falsos, frustrados y deshonestos. Intentamos ocultarnos y fingimos ser lo que no somos. El resultado es un sentimiento de falta de autenticidad y una necesidad de utilizar máscaras sociales para evitar que los demás se den cuenta. Nos da mucho miedo que alguien descubra que no somos lo que pretendemos ser. También juzgamos a los demás según nuestra propia imagen de la perfección, y naturalmente no alcanzan nuestras expectativas.
Nos deshonramos a nosotros mismos sólo para complacer a otras personas. Incluso llegamos a dañar nuestro cuerpo para que los demás nos acepten. Vemos a adolescentes que se drogan con el único fin de no ser rechazados por otros adolescentes. No son conscientes de que el problema estriba en que no se aceptan a sí mismos. Se rechazan porque no son lo que pretenden ser. Desean ser de una manera determinada, pero no lo son, y esto hace que se sientan culpables y avergonzados. Los seres humanos nos castigamos a nosotros mismos sin cesar por no ser como creemos que deberíamos ser. Nos maltratamos a nosotros mismos y utilizamos a otras personas para que nos maltraten.
Pero nadie nos maltrata más que nosotros mismos; el Juez, la Víctima y el sistema de creencias son los que nos llevan a hacerlo. Es cierto que algunas personas dicen que su marido o su mujer, su madre o su padre las maltrató, pero sabemos que nosotros nos maltratamos todavía más. Nuestra manera de juzgarnos es la peor que existe. Si cometemos un error delante de los demás, intentamos negarlo y taparlo; pero tan pronto como estamos solos, el Juez se vuelve tan tenaz y el reproche es tan fuerte, que nos sentimos realmente estúpidos, inútiles o indignos.
Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otra persona es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien llega a maltratarte un poco más, lo más probable es que te alejes de esa persona. Sin embargo, si alguien te maltrata un poco menos de lo que sueles maltratarte tú, seguramente continuarás con esa relación y la tolerarás siempre.
Si te castigas de forma exagerada, es posible que incluso llegues a tolerar a alguien que te agrede físicamente, te humilla y te trata como si fueras basura. ¿Por qué? Porque, de acuerdo con tu sistema de creencias, dices: «Me lo merezco. Esta persona me hace un favor al estar conmigo. No soy digno de amor ni de respeto. No soy suficientemente bueno».
Necesitamos que los demás nos acepten y nos amen, pero nos resulta imposible aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Cuanta más autoestima tenemos, menos nos maltratamos. El abuso de uno mismo nace del auto-rechazo, y éste de la imagen que tenemos de lo que significa ser perfecto y de la imposibilidad de alcanzar ese ideal. Nuestra imagen de perfección es la razón por la cual nos rechazamos; es el motivo por el cual no nos aceptamos a nosotros mismos tal como somos y no aceptamos a los demás tal como son.
Los Cuatro Acuerdos.
Un libro de sabiduría tolteca.
Dr. Miguel Ruiz
Sueñas con el cerebro despierto.
Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día. Sueña cuando el cerebro está despierto y también cuando está dormido. La diferencia estriba en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente.
Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.
Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir estas reglas en su mente. El sueño externo utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión para enseñarnos a soñar.
La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir.
Percibimos millones de cosas simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención para retener en el primer plano de nuestra mente lo que nos interesa. Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos.
Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.
Cuando íbamos al colegio, nos sentábamos en una silla pequeña y prestábamos atención a lo que el maestro nos enseñaba. Cuando Íbamos a la iglesia, prestábamos atención a lo que el sacerdote o el pastor nos decía. La misma dinámica funcionaba con mamá y papá, y con nuestros hermanos y hermanas. Todos intentaban captar nuestra atención. También aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, sus profesores, sus amigos: «¡Mírame! ¡Mira lo que hago! ¡Eh, que estoy aquí!».
La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta.
El sueño externo capta nuestra atención y nos enseña qué creer, empezando por la lengua que hablamos. El lenguaje es el código que utilizamos los seres humanos para comprendernos y comunicarnos.
Cada letra, cada palabra de cada lengua, es un acuerdo. Llamamos a esto una página de un libro; la palabra página es un acuerdo que comprendemos. Una vez entendemos el código, nuestra atención queda atrapada y la energía se transfiere de una persona a otra.
Tú no escogiste tu lengua, ni tu religión ni tus valores morales: ya estaban ahí antes de que nacieras.
Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Nunca escogimos ni el más insignificante de estos acuerdos. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.
De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información que otros seres humanos nos transmitieron del sueño del planeta. La única forma de almacenar información es por acuerdo. El sueño externo capta nuestra atención, pero si no estamos de acuerdo, no almacenaremos esa información. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos, y a eso lo llamamos «fe». Tener fe es creer incondicionalmente.
Así es como aprendimos cuando éramos niños. Los niños creen todo lo que dicen los adultos.
Estábamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe era tan fuerte, que el sistema de creencias que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida. No escogimos estas creencias, y aunque quizá nos rebelamos contra ellas, no éramos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro acuerdo.
Llamo a este proceso «la domesticación de los seres humanos». A través de esta domesticación aprendemos a vivir y a soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias. En primer lugar, al niño se le enseña el nombre de las cosas: mamá, papá, leche, botella… Día a día, en casa, en la escuela, en la iglesia y desde la televisión, nos dicen cómo hemos de vivir, qué tipo de comportamiento es aceptable. El sueño extremo nos enseña cómo ser seres humanos. Tenemos todo un concepto de lo que es una «mujer» y de lo que es un «hombre».
Y también aprendemos a juzgar: Nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas, juzgamos a nuestros vecinos…
Domesticamos a los niños de la misma manera en que domesticamos a un perro, un gato o cualquier otro animal. Para enseñar a un perro, lo castigamos y lo recompensamos. Adiestramos a nuestros niños, a quienes tanto queremos, de la misma forma en que adiestramos a cualquier animal doméstico: con un sistema de premios y castigos. Nos decían: «Eres un niño bueno», o: «Eres una niña buena», cuando hacíamos lo que mamá y papá querían que hiciéramos. Cuando no lo hacíamos, éramos «una niña mala» o «un niño malo».
Cuando no acatábamos las reglas, nos castigaban; cuando las cumplíamos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Pronto empezamos a tener miedo de ser castigados y también de no recibir la recompensa, es decir, la atención de nuestros padres o de otras personas como hermanos, profesores y amigos. Con el tiempo desarrollamos la necesidad de captar la atención de los demás para conseguir nuestra recompensa.
Cuando recibíamos el premio nos sentíamos bien, y por ello, continuamos haciendo lo que los demás querían que hiciéramos. Debido a ese miedo a ser castigados y a no recibir la recompensa, empezamos a fingir que éramos lo que no éramos, con el único fin de complacer a los demás, de ser lo bastante buenos para otras personas. Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.
En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales. Y cuando fuimos lo bastante mayores para que nuestra mente lo comprendiera, aprendimos a decir que no. El adulto decía: «No hagas esto y no hagas lo otro». Nosotros nos rebelábamos y respondíamos: «¡No!». Nos rebelábamos para defender nuestra libertad. Queríamos ser nosotros mismos, pero éramos muy pequeños y los adultos eran grandes y fuertes. Después de cierto tiempo, empezamos a sentir miedo porque sabíamos que cada vez que hiciéramos algo incorrecto recibiríamos un castigo.
La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos unos animales autodomesticados.
Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa. Nos castigamos a nosotros mismos cuando no seguimos las reglas de nuestro sistema de creencias; nos premiamos cuando somos «un niño bueno» o «una niña buena».
Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente. No es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad. Basamos todos nuestros juicios en él, aún cuando vayan en contra de nuestra propia naturaleza interior. Durante el proceso de domesticación, se programaron en nuestra mente incluso leyes morales como los Diez Mandamientos. Uno a uno, todos esos acuerdos forman el Libro de la Ley y dirigen nuestro sueño.
Hay algo en nuestra mente que lo juzga todo y a todos, incluso el clima, el perro, el gato… Todo. El Juez interior utiliza lo que está en nuestro Libro de la Ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos. Cada vez que hacemos algo que va contra el Libro de la Ley, el Juez dice que somos culpables, que necesitamos un castigo, que debemos sentirnos avergonzados. Esto ocurre muchas veces al día, día tras día, durante todos los años de nuestra vida.
Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte la llamamos «la Víctima». La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza. Es esa parte nuestra que dice: « ¡Pobre de mí! No soy suficientemente bueno, ni inteligente ni atractivo, y no merezco ser amado. ¡Pobre de mí!». El gran Juez lo reconoce y dice: «Sí. No vales lo suficiente». Y todo esto se fundamenta en un sistema de creencias en el que jamás escogimos creer. Y el sistema es tan fuerte que, incluso años después de haber entrado en contacto con nuevos conceptos y de intentar tomar nuestras propias decisiones, nos damos cuenta de que esas creencias todavía controlan nuestra vida.
Cualquier cosa que vaya contra el Libro de la Ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo. Incumplir las reglas del Libro de la Ley abre nuestras heridas emocionales, y reaccionamos creando veneno emocional. Dado que todo lo que está en el Libro de la Ley tiene que ser verdad, cualquier cosa que ponga en tela de juicio lo que creemos nos hace sentir inseguros.
Aunque el Libro de la Ley esté equivocado, hace que nos sintamos seguros.
Por este motivo, necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias; porque, aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas.
De la misma forma que el gobierno tiene un Código de Leyes que dirige el sueño de la sociedad, nuestro sistema de creencias es el Libro de la Ley que gobierna nuestro sueño personal. Todas estas leyes existen en nuestra mente, creemos en ellas, y nuestro Juez interior lo basa todo en ellas. El Juez decreta y la Víctima sufre la culpa y el castigo. Pero ¿quién dice que este sueño sea justo? La verdadera justicia consiste en pagar sólo una vez por cada error. Lo que es verdaderamente injusto es pagar varías veces por el mismo error.
¿Cuántas veces pagamos por un mismo error? La respuesta es: miles de veces. El ser humano es el único animal sobre la Tierra que paga miles de veces por el mismo error. Los demás animales pagan sólo una vez por cada error. Pero nosotros no. Tenemos una gran memoria. Cometemos una equivocación, nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables y nos castigamos. Sí fuese una cuestión de justicia, con eso bastaría; no necesitamos repetirlo, Pero cada vez que lo recordamos, nos juzgamos de nuevo, volvemos a considerarnos culpables y nos volvemos a castigar, una y otra vez, y otra, y otra más. Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda el error, y así volvemos a juzgarnos de nuevo, nos castigamos otra vez y nos volvemos a sentir culpables. ¿Acaso es esto justo?
¿Cuántas veces hacemos que nuestra pareja, nuestros hijos o nuestros padres paguen por el mismo error? Cada vez que recordamos el error, los culpamos de nuevo y les enviamos todo el veneno emocional que sentimos frente a la injusticia; hacemos que vuelvan a pagar por ello. ¿Eso es justicia? El Juez de la mente está equivocado porque el sistema de creencias, el Libro de la Ley, es erróneo. Todo el sueño se fundamenta en una ley falsa. El 95 por ciento de las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque creemos en todas ellas. En el sueño del planeta, a los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales. El sueño externo no es un sueño placentero; es un sueño lleno de violencia, de miedo, de guerra, de injusticia. El sueño personal de los seres humanos varía, pero en conjunto es una pesadilla. Si observamos la sociedad humana, comprobamos que es un lugar en el que resulta muy difícil vivir, porque está gobernado por el miedo. En el mundo entero, vemos sufrimiento, cólera, venganza, adicciones, violencia en las calles y una tremenda injusticia. Esto existe en diferentes niveles en los distintos países del mundo, pero el miedo controla el sueño externo.
Si comparamos el sueño de la sociedad humana con la descripción del Infierno que las distintas religiones de todo el mundo han divulgado, descubrimos que son exactamente iguales. Las religiones dicen que el Infierno es un lugar de castigo, de miedo, de dolor y de sufrimiento, un lugar donde el fuego te quema.
Cada vez que sentimos emociones como la cólera, los celos, la envidia o el odio, experimentamos un fuego que arde en nuestro interior. Vivimos en el sueño del Infierno.
Si consideramos que el Infierno es un estado de ánimo, entonces nos rodea por todas partes. Tal vez otras personas nos adviertan que si no hacemos lo que ellas dicen que deberíamos hacer, iremos al Infierno.
Pero ya estamos en el Infierno, incluso la gente que nos dice eso. Ningún ser humano puede condenar a otro al Infierno, porque ya estamos en él. Es cierto que los demás pueden llevarnos a un Infierno todavía más profundo, pero únicamente si nosotros se lo permitimos.
Cada ser humano, hombre o mujer, tiene su sueño personal, que, al igual que ocurre con el sueño de la sociedad, a menudo está dirigido por el miedo. Aprendemos a soñar el Infierno en nuestra propia vida, en nuestro sueño personal. El mismo miedo se manifiesta de distintas maneras en cada persona, por supuesto, porque todos sentimos cólera, celos, odio, envidia y otras emociones negativas. Nuestro sueño personal también puede convertirse en una pesadilla permanente en la que sufrimos y vivimos en un estado de miedo constante. Sin embargo, no es necesario que nuestro sueño sea una pesadilla. Podemos disfrutar de un sueño agradable.
Toda la humanidad busca la Verdad, la justicia y la belleza. Estamos inmersos en una búsqueda eterna de la Verdad porque sólo creemos en las mentiras que hemos almacenado en nuestra mente. Buscamos la justicia porque en el sistema de creencias que tenemos no existe. Buscamos la belleza porque, por muy bella que sea una persona, no creemos que lo sea. Seguimos buscando y buscando cuando todo está ya en nosotros. No hay ninguna Verdad que encontrar. Dondequiera que miremos, todo lo que vemos es la Verdad, pero debido a los acuerdos y las creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla.
No vemos la Verdad porque estamos ciegos. Lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente. Necesitamos sentir que tenemos razón y que los demás están equivocados. Confiamos en lo que creemos, y nuestras creencias nos invitan a sufrir. Es como si viviésemos en medio de una bruma que nos impide ver más allá de nuestras propias narices. Vivimos en una bruma que ni siquiera es real. Es un sueño, nuestro sueño personal de la vida: lo que creemos, todos los conceptos que tenemos sobre lo que somos, todos los acuerdos a los que hemos llegado con los demás, con nosotros mismos e incluso con Dios.
Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron mitote. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Esta es la condición de la mente humana:
un gran mitote, y así es imposible ver lo que realmente somos. En la India lo llaman maya, que significa «ilusión». Es nuestro concepto del «yo». Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.
Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida. Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.
Durante el proceso de domesticación, nos formamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Creamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos aceptaran. Intentamos complacer especialmente a las personas que nos aman, como papá y mamá, nuestros hermanos y hermanas mayores, los sacerdotes y los profesores. Al tratar de ser lo suficientemente buenos para ellos, creamos una imagen de perfección, pero no encajamos en ella. Creamos esa imagen, pero no es una imagen real. Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. ¡Nunca!
Como no somos perfectos, nos rechazamos a nosotros mismos. El grado de rechazo depende de lo efectivos que hayan sido los adultos para romper nuestra integridad. Tras la domesticación, ya no se trata de que seamos lo suficientemente buenos para los demás. No somos lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección. Nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que desearíamos ser, o mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. No podemos perdonarnos por no ser perfectos.
Sabemos que no somos lo que creemos que deberíamos ser, de modo que nos sentimos falsos, frustrados y deshonestos. Intentamos ocultarnos y fingimos ser lo que no somos. El resultado es un sentimiento de falta de autenticidad y una necesidad de utilizar máscaras sociales para evitar que los demás se den cuenta. Nos da mucho miedo que alguien descubra que no somos lo que pretendemos ser. También juzgamos a los demás según nuestra propia imagen de la perfección, y naturalmente no alcanzan nuestras expectativas.
Nos deshonramos a nosotros mismos sólo para complacer a otras personas. Incluso llegamos a dañar nuestro cuerpo para que los demás nos acepten. Vemos a adolescentes que se drogan con el único fin de no ser rechazados por otros adolescentes. No son conscientes de que el problema estriba en que no se aceptan a sí mismos. Se rechazan porque no son lo que pretenden ser. Desean ser de una manera determinada, pero no lo son, y esto hace que se sientan culpables y avergonzados. Los seres humanos nos castigamos a nosotros mismos sin cesar por no ser como creemos que deberíamos ser. Nos maltratamos a nosotros mismos y utilizamos a otras personas para que nos maltraten.
Pero nadie nos maltrata más que nosotros mismos; el Juez, la Víctima y el sistema de creencias son los que nos llevan a hacerlo. Es cierto que algunas personas dicen que su marido o su mujer, su madre o su padre las maltrató, pero sabemos que nosotros nos maltratamos todavía más. Nuestra manera de juzgarnos es la peor que existe. Si cometemos un error delante de los demás, intentamos negarlo y taparlo; pero tan pronto como estamos solos, el Juez se vuelve tan tenaz y el reproche es tan fuerte, que nos sentimos realmente estúpidos, inútiles o indignos.
Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otra persona es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien llega a maltratarte un poco más, lo más probable es que te alejes de esa persona. Sin embargo, si alguien te maltrata un poco menos de lo que sueles maltratarte tú, seguramente continuarás con esa relación y la tolerarás siempre.
Si te castigas de forma exagerada, es posible que incluso llegues a tolerar a alguien que te agrede físicamente, te humilla y te trata como si fueras basura. ¿Por qué? Porque, de acuerdo con tu sistema de creencias, dices: «Me lo merezco. Esta persona me hace un favor al estar conmigo. No soy digno de amor ni de respeto. No soy suficientemente bueno».
Necesitamos que los demás nos acepten y nos amen, pero nos resulta imposible aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Cuanta más autoestima tenemos, menos nos maltratamos. El abuso de uno mismo nace del auto-rechazo, y éste de la imagen que tenemos de lo que significa ser perfecto y de la imposibilidad de alcanzar ese ideal. Nuestra imagen de perfección es la razón por la cual nos rechazamos; es el motivo por el cual no nos aceptamos a nosotros mismos tal como somos y no aceptamos a los demás tal como son.
Los Cuatro Acuerdos.
Un libro de sabiduría tolteca.
Dr. Miguel Ruiz
Excelente, íntimo, lleno de estímulo… Bendito Timo.
La glándula del timo, el timón de la nave tierra…
El timón es el amor…
Activa la glandula del timo visualizando un sol irradiando luz en ese lugar mágico del cuerpo… dando unos golpecitos en el pecho con la yemas de los dedos de la mano … con mucho amor… afirmando con la palabra, pidiendo a la felicidad… Yo soy la felicidad, yo soy la alegria, yo soy la paz, yo soy amor puro, yo soy un sol, soy amor y luz…… etc…
Tradicionalmente se ubicaba a la glándula del timo como sede del chakra del corazón.
El timo, físicamente, resulta constituido por dos lóbulos, derecho e izquierdo, y está situado detrás de la porción superior del esternón, prolongándose a veces hasta la región baja del cuello. En proporción, el timo está mucho más desarrollado al nacer que en la edad adulta. Normalmente crece hasta la pubertad, época en la cual inicia una lenta involución y la glándula va siendo sustituida por tejido adiposo. No obstante, en la edad adulta es posible encontrar restos funcionales del órgano involucionado.
Esta relacionada con el Chacra corazón, Color Verde
La glándula timo regula el vitalismo del niño. Los Astrólogos dicen que esta glándula está influenciada por los ciclos de la luna. Cuando esta glándula está activa el organismo no envejece.
El Timo esta situado sobre el corazón, el timo es un órgano bilobulado y su función principal es la de desarrollar linfocitos.
La linfa transporta glóbulos blancos a este órgano, donde se multiplican y se transforman en células especiales de lucha contra las infecciones. Aunque la función del timo no se conoce en su totalidad, se sabe que tiene un papel muy importante en el desarrollo de la inmunidad ante diversas enfermedades.
Muchos investigadores opinan que el timo produce los linfocitos originales formados en el cuerpo antes del nacimiento y continúa produciéndolos después. Los linfocitos viajan desde el timo a los ganglios linfáticos y al bazo a través de la circulación sanguínea.
También se cree que el timo sintetiza una hormona esencial para la inmunidad. Esta hormona conocida como factor humoral del timo (THF), debe estar presente durante un corto tiempo después del nacimiento del niño para poder desarrollar la inmunidad mínima necesaria. Los investigadores piensan que la hormona producida por el timo actúa sobre los linfocitos, haciendo que los linfocitos B se conviertan en células plasmáticas, las cuales forman anticuerpos que producen inmunidades.
EL TIMO: LA LLAVE DE LA ENERGIA VITAL
En el centro del pecho, detrás del hueso donde la gente toca cuando dice ‘yo’, queda una pequeña glándula llamada TIMO. Su nombre en griego, ‘thýmos’, significa energía vital. Será necesario decir más?
Si, es necesario decir algo más… Porque el timo sigue siendo un ilustre desconocido. El crece cuando estamos alegres y encoje a la mitad cuando estamos estresados y aún más cuando nos enfermamos.
Esa característica confundió durante mucho tiempo a la medicina, que solo lo conocía a través de las autopsias y siempre lo encontraba achicado y encogido. Se suponía que se atrofiaba y dejaba de trabajar en la adolescencia, tanto es que durante décadas los médicos americanos bombardeaban timos perfectamente saludables con altas dosis de rayos X, creyendo que su ‘tamaño anormal’ podría causar problemas.
Más tarde la ciencia demostró que, así mismo encogiéndose después de la infancia, el sigue siendo activo; es uno de los pilares de nuestro sistema inmunológico, junto con las glándulas adrenales y la espina dorsal y está directamente conectado a los sentidos, la conciencia y el lenguaje.
Como una central de teléfonos por donde pasan todas las llamadas, hace conexiones para afuera y para adentro. Si somos invadidos por microbios o toxinas, reacciona inmediatamente produciendo células de defensa.
Pero también es muy sensible a imágenes, colores, luces, olores, sabores, gestos, toques, sonidos, palabras y pensamientos. Amor y odio lo afectan profundamente. Pensamientos negativos tienen más poder sobre él que los virus y bacterias.
Como esa actitud negativa no existe en forma concreta, el timo intenta reaccionar y se debilita, luchando contra un invasor desconocido y abre espacios para síntomas de baja inmunidad, como los herpes.
En compensación, pensamientos positivos consiguen activar todos sus poderes, recordando que la fe remueve montañas.
(…)
El propio chacra cardíaco, fuente energética de unión y compasión, tiene más que ver con el timo que con el corazón y es en ese chacra que, según las enseñanzas budistas, que se da el pasaje del estado animal al estado humano.
¡Que interesante!, usted puede estar pensando, pero ¿y que con eso?’ Resulta que, si usted quiere, puede ejercitar el timo para aumentar su producción de bienestar y felicidad.
Por la mañana, al levantar, o en la noche antes de acostarse: a) – De pie, las rodillas ligeramente dobladas, (la distancia entre los pies debe ser la misma de los hombros). Ponga el peso del cuerpo sobre los dedos y no sobre el talón y mantenga toda la musculatura bien relajada.
b) – Cierre cualquier de las manos y comience a dar golpecitos continuados con los nudos de los dedos en el centro del pecho, marcando el ritmo así: una fuerte y dos débiles. Siga haciéndolo entre 3 y 5 minutos, respirando tranquilamente, mientras observa la vibración producida en toda la región torácica. (hacer 20 toques por la mañana y 20 toques por la noche).
El ejercicio estará atrayendo la sangre y la energía para el timo, haciéndolo crecer en vitalidad y beneficiando también los pulmones, corazón, bronquios y garganta. O sea, llenando el pecho de algo que ya era suyo y solo estaba aguardando una mirada de reconocimiento para transformarse en coraje, calma, nutrición emocional, abrazo.
Excelente, íntimo, lleno de estímulo… Bendito Timo.
El timón es el amor…
Activa la glandula del timo visualizando un sol irradiando luz en ese lugar mágico del cuerpo… dando unos golpecitos en el pecho con la yemas de los dedos de la mano … con mucho amor… afirmando con la palabra, pidiendo a la felicidad… Yo soy la felicidad, yo soy la alegria, yo soy la paz, yo soy amor puro, yo soy un sol, soy amor y luz…… etc…
Tradicionalmente se ubicaba a la glándula del timo como sede del chakra del corazón.
El timo, físicamente, resulta constituido por dos lóbulos, derecho e izquierdo, y está situado detrás de la porción superior del esternón, prolongándose a veces hasta la región baja del cuello. En proporción, el timo está mucho más desarrollado al nacer que en la edad adulta. Normalmente crece hasta la pubertad, época en la cual inicia una lenta involución y la glándula va siendo sustituida por tejido adiposo. No obstante, en la edad adulta es posible encontrar restos funcionales del órgano involucionado.
Esta relacionada con el Chacra corazón, Color Verde
La glándula timo regula el vitalismo del niño. Los Astrólogos dicen que esta glándula está influenciada por los ciclos de la luna. Cuando esta glándula está activa el organismo no envejece.
El Timo esta situado sobre el corazón, el timo es un órgano bilobulado y su función principal es la de desarrollar linfocitos.
La linfa transporta glóbulos blancos a este órgano, donde se multiplican y se transforman en células especiales de lucha contra las infecciones. Aunque la función del timo no se conoce en su totalidad, se sabe que tiene un papel muy importante en el desarrollo de la inmunidad ante diversas enfermedades.
Muchos investigadores opinan que el timo produce los linfocitos originales formados en el cuerpo antes del nacimiento y continúa produciéndolos después. Los linfocitos viajan desde el timo a los ganglios linfáticos y al bazo a través de la circulación sanguínea.
También se cree que el timo sintetiza una hormona esencial para la inmunidad. Esta hormona conocida como factor humoral del timo (THF), debe estar presente durante un corto tiempo después del nacimiento del niño para poder desarrollar la inmunidad mínima necesaria. Los investigadores piensan que la hormona producida por el timo actúa sobre los linfocitos, haciendo que los linfocitos B se conviertan en células plasmáticas, las cuales forman anticuerpos que producen inmunidades.
EL TIMO: LA LLAVE DE LA ENERGIA VITAL
En el centro del pecho, detrás del hueso donde la gente toca cuando dice ‘yo’, queda una pequeña glándula llamada TIMO. Su nombre en griego, ‘thýmos’, significa energía vital. Será necesario decir más?
Si, es necesario decir algo más… Porque el timo sigue siendo un ilustre desconocido. El crece cuando estamos alegres y encoje a la mitad cuando estamos estresados y aún más cuando nos enfermamos.
Esa característica confundió durante mucho tiempo a la medicina, que solo lo conocía a través de las autopsias y siempre lo encontraba achicado y encogido. Se suponía que se atrofiaba y dejaba de trabajar en la adolescencia, tanto es que durante décadas los médicos americanos bombardeaban timos perfectamente saludables con altas dosis de rayos X, creyendo que su ‘tamaño anormal’ podría causar problemas.
Más tarde la ciencia demostró que, así mismo encogiéndose después de la infancia, el sigue siendo activo; es uno de los pilares de nuestro sistema inmunológico, junto con las glándulas adrenales y la espina dorsal y está directamente conectado a los sentidos, la conciencia y el lenguaje.
Como una central de teléfonos por donde pasan todas las llamadas, hace conexiones para afuera y para adentro. Si somos invadidos por microbios o toxinas, reacciona inmediatamente produciendo células de defensa.
Pero también es muy sensible a imágenes, colores, luces, olores, sabores, gestos, toques, sonidos, palabras y pensamientos. Amor y odio lo afectan profundamente. Pensamientos negativos tienen más poder sobre él que los virus y bacterias.
Como esa actitud negativa no existe en forma concreta, el timo intenta reaccionar y se debilita, luchando contra un invasor desconocido y abre espacios para síntomas de baja inmunidad, como los herpes.
En compensación, pensamientos positivos consiguen activar todos sus poderes, recordando que la fe remueve montañas.
(…)
El propio chacra cardíaco, fuente energética de unión y compasión, tiene más que ver con el timo que con el corazón y es en ese chacra que, según las enseñanzas budistas, que se da el pasaje del estado animal al estado humano.
¡Que interesante!, usted puede estar pensando, pero ¿y que con eso?’ Resulta que, si usted quiere, puede ejercitar el timo para aumentar su producción de bienestar y felicidad.
Por la mañana, al levantar, o en la noche antes de acostarse: a) – De pie, las rodillas ligeramente dobladas, (la distancia entre los pies debe ser la misma de los hombros). Ponga el peso del cuerpo sobre los dedos y no sobre el talón y mantenga toda la musculatura bien relajada.
b) – Cierre cualquier de las manos y comience a dar golpecitos continuados con los nudos de los dedos en el centro del pecho, marcando el ritmo así: una fuerte y dos débiles. Siga haciéndolo entre 3 y 5 minutos, respirando tranquilamente, mientras observa la vibración producida en toda la región torácica. (hacer 20 toques por la mañana y 20 toques por la noche).
El ejercicio estará atrayendo la sangre y la energía para el timo, haciéndolo crecer en vitalidad y beneficiando también los pulmones, corazón, bronquios y garganta. O sea, llenando el pecho de algo que ya era suyo y solo estaba aguardando una mirada de reconocimiento para transformarse en coraje, calma, nutrición emocional, abrazo.
Excelente, íntimo, lleno de estímulo… Bendito Timo.
Dondequiera que estes, mantente Plenamente Presente /Esteban Castillo
¿Estás estresado? ¿Estás tan agitado tratando de llegar al futuro que el presente queda reducido a un medio para alcanzarlo? Lo que causa tensión es estar «aquí» queriendo estar «allí», o estar en el presente queriendo estar en el futuro. Es una disyuntiva que te desgarra por dentro.
¿Te absorbe mucha atención el pasado? ¿Sueles hablar de él y pensar en él positiva o negativamente? ¿Piensas en los grandes logros que has alcanzado, en tus aventuras y experiencias, o en tu historial de víctima y en las cosas horribles que te sucedieron? ¿O quizá piensas en lo que tú hiciste a otra persona?
¿Qué crean tus pensamientos: culpa, orgullo, resentimiento, ira, lamentos, autocompasión...? Entonces, además de reforzar un falso sentido de identidad, estás ayudando a acelerar el proceso de envejecimiento de tu cuerpo produciendo una acumulación de pasado en tu psique. Verifícalo por ti mismo observando a las personas cercanas que tengan una fuerte tendencia a aferrarse al pasado.
HAZ MORIR EL PASADO CADA MOMENTO. No lo necesitas. Refiérete a él sólo cuando sea absolutamente relevante para el presente. Siente el poder de este momento y la plenitud del Ser. Siente tu presencia. ¿Estás preocupado? ¿Sueles pensar mucho en «lo que pasaría si...»? Entonces estás identificado con tu mente, que se proyecta en una imaginaria situación futura y genera miedo. No hay modo de poder afrontar esa situación, porque no existe. Es un fantasma mental.
Sin embargo, puedes parar esa locura que corroe la salud y la vida volviendo a tomar conciencia del momento presente.
SIENTE TU RESPIRACIÓN. Siente el aire que fluye dentro y fuera de tu cuerpo. Siente tu campo de energía interna. Lo único que tienes que afrontar, con lo que tienes que lidiar en la vida real —en oposición a las proyecciones mentales imaginarias—, es este momento. Pregúntate qué «problema» tienes ahora mismo, no el año próximo, mañana o dentro de cinco minutos. ¿Qué está mal en este momento? Siempre puedes lidiar con el ahora, pero nunca podrás lidiar con el futuro, y tampoco tienes que hacerlo. La respuesta, la fuerza, la acción justa o el recurso estarán allí cuando los necesites, no antes ni después.
¿Estás acostumbrado a «esperar»? ¿Pasas buena parte de tu vida esperando? Para mí, «esperar a pequeña escala» es esperar en la cola de correos, en un atasco de tráfico, en el aeropuerto, esperar a que llegue alguien o hasta acabar un trabajo. «Esperar a gran escala» es esperar a las próximas vacaciones, a tener un trabajo mejor, a que crezcan los niños, a establecer una relación significativa, a triunfar, a hacer dinero, a ser importante, a iluminarte. Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir.
La espera es un estado mental. Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente. No quieres lo que tienes y quieres lo que no tienes. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora —el lugar donde no quieres estar— y el futuro proyectado —el lugar donde quieres estar—. Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente.
Por ejemplo, mucha gente espera que le llegue la prosperidad, pero ésta no puede llegar en el futuro. Cuando honras, reconoces y aceptas plenamente tu realidad presente —dónde estás, quién eres y lo que estás haciendo ahora mismo—; cuando aceptas plenamente aquello de lo que dispones, entonces agradeces lo que tienes, agradeces lo que es, agradeces Ser. La verdadera prosperidad es sentirse agradecido por el momento presente y por la plenitud de la vida ahora mismo. No puede llegar en el futuro. Más adelante, con el tiempo, esa prosperidad se manifestará de diversas formas.
Si estás insatisfecho con lo que tienes, o incluso frustrado o enfadado por tus carencias actuales, eso puede motivarte a hacerte rico; pero, aunque acumules millones, seguirás sintiendo la carencia interna, y en el fondo continuarás estando insatisfecho. Puede que hayas tenido muchas experiencias interesantes de las que pueden comprarse con dinero, pero las experiencias van y vienen, y siempre te dejarán con una sensación de vacío, necesitado de nuevas gratificaciones físicas o psicológicas. No habitarás en el Ser, sintiendo la plenitud de la vida ahora, que es la única prosperidad verdadera.
RENUNCIA A LA ESPERA COMO UN ESTADO MENTAL. Cuando te sorprendas cayendo en el estado de espera... sal de inmediato. Ven al momento presente. Simplemente sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar. Así, la próxima vez que alguien te diga: «Siento haberte hecho esperar», puedes responder: «No te preocupes. No estaba esperando. Simplemente estaba aquí, disfrutando, contento de estar conmigo mismo.»
Éstas son algunas de las estrategias mentales para negar el momento presente que forman parte de nuestra inconsciencia ordinaria. Resulta fácil pasarlas por alto porque son parte de la vida cotidiana: el ruido de fondo del descontento perpetuo. Pero cuanto más te dediques a hacer un seguimiento de tu estado interno emocional y mental, antes sabrás que te has dejado atrapar en el pasado o en el futuro, es decir, en la inconsciencia, y más rápido despertarás del sueño del tiempo al presente.
Pero ten cuidado: el falso yo infeliz, basado en la identificación con la mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente supone su muerte y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda por sacarte del ahora. Intentará mantenerte atrapado en el tiempo.
En cierto sentido, el estado de presencia puede ser comparado a una espera. Se trata de un tipo de espera completamente distinto que requiere que estés plenamente alerta. Algo podría ocurrir en cualquier momento, y si no estás absolutamente alerta, absolutamente en calma, te lo vas a perder. En ese estado, toda tu atención está en el ahora. No te queda nada de atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. En esa espera no hay tensión ni miedo; sólo una presencia alerta. Estás presente con todo tu Ser, con cada célula de tu cuerpo.
¿Te absorbe mucha atención el pasado? ¿Sueles hablar de él y pensar en él positiva o negativamente? ¿Piensas en los grandes logros que has alcanzado, en tus aventuras y experiencias, o en tu historial de víctima y en las cosas horribles que te sucedieron? ¿O quizá piensas en lo que tú hiciste a otra persona?
¿Qué crean tus pensamientos: culpa, orgullo, resentimiento, ira, lamentos, autocompasión...? Entonces, además de reforzar un falso sentido de identidad, estás ayudando a acelerar el proceso de envejecimiento de tu cuerpo produciendo una acumulación de pasado en tu psique. Verifícalo por ti mismo observando a las personas cercanas que tengan una fuerte tendencia a aferrarse al pasado.
HAZ MORIR EL PASADO CADA MOMENTO. No lo necesitas. Refiérete a él sólo cuando sea absolutamente relevante para el presente. Siente el poder de este momento y la plenitud del Ser. Siente tu presencia. ¿Estás preocupado? ¿Sueles pensar mucho en «lo que pasaría si...»? Entonces estás identificado con tu mente, que se proyecta en una imaginaria situación futura y genera miedo. No hay modo de poder afrontar esa situación, porque no existe. Es un fantasma mental.
Sin embargo, puedes parar esa locura que corroe la salud y la vida volviendo a tomar conciencia del momento presente.
SIENTE TU RESPIRACIÓN. Siente el aire que fluye dentro y fuera de tu cuerpo. Siente tu campo de energía interna. Lo único que tienes que afrontar, con lo que tienes que lidiar en la vida real —en oposición a las proyecciones mentales imaginarias—, es este momento. Pregúntate qué «problema» tienes ahora mismo, no el año próximo, mañana o dentro de cinco minutos. ¿Qué está mal en este momento? Siempre puedes lidiar con el ahora, pero nunca podrás lidiar con el futuro, y tampoco tienes que hacerlo. La respuesta, la fuerza, la acción justa o el recurso estarán allí cuando los necesites, no antes ni después.
¿Estás acostumbrado a «esperar»? ¿Pasas buena parte de tu vida esperando? Para mí, «esperar a pequeña escala» es esperar en la cola de correos, en un atasco de tráfico, en el aeropuerto, esperar a que llegue alguien o hasta acabar un trabajo. «Esperar a gran escala» es esperar a las próximas vacaciones, a tener un trabajo mejor, a que crezcan los niños, a establecer una relación significativa, a triunfar, a hacer dinero, a ser importante, a iluminarte. Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir.
La espera es un estado mental. Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente. No quieres lo que tienes y quieres lo que no tienes. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora —el lugar donde no quieres estar— y el futuro proyectado —el lugar donde quieres estar—. Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente.
Por ejemplo, mucha gente espera que le llegue la prosperidad, pero ésta no puede llegar en el futuro. Cuando honras, reconoces y aceptas plenamente tu realidad presente —dónde estás, quién eres y lo que estás haciendo ahora mismo—; cuando aceptas plenamente aquello de lo que dispones, entonces agradeces lo que tienes, agradeces lo que es, agradeces Ser. La verdadera prosperidad es sentirse agradecido por el momento presente y por la plenitud de la vida ahora mismo. No puede llegar en el futuro. Más adelante, con el tiempo, esa prosperidad se manifestará de diversas formas.
Si estás insatisfecho con lo que tienes, o incluso frustrado o enfadado por tus carencias actuales, eso puede motivarte a hacerte rico; pero, aunque acumules millones, seguirás sintiendo la carencia interna, y en el fondo continuarás estando insatisfecho. Puede que hayas tenido muchas experiencias interesantes de las que pueden comprarse con dinero, pero las experiencias van y vienen, y siempre te dejarán con una sensación de vacío, necesitado de nuevas gratificaciones físicas o psicológicas. No habitarás en el Ser, sintiendo la plenitud de la vida ahora, que es la única prosperidad verdadera.
RENUNCIA A LA ESPERA COMO UN ESTADO MENTAL. Cuando te sorprendas cayendo en el estado de espera... sal de inmediato. Ven al momento presente. Simplemente sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar. Así, la próxima vez que alguien te diga: «Siento haberte hecho esperar», puedes responder: «No te preocupes. No estaba esperando. Simplemente estaba aquí, disfrutando, contento de estar conmigo mismo.»
Éstas son algunas de las estrategias mentales para negar el momento presente que forman parte de nuestra inconsciencia ordinaria. Resulta fácil pasarlas por alto porque son parte de la vida cotidiana: el ruido de fondo del descontento perpetuo. Pero cuanto más te dediques a hacer un seguimiento de tu estado interno emocional y mental, antes sabrás que te has dejado atrapar en el pasado o en el futuro, es decir, en la inconsciencia, y más rápido despertarás del sueño del tiempo al presente.
Pero ten cuidado: el falso yo infeliz, basado en la identificación con la mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente supone su muerte y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda por sacarte del ahora. Intentará mantenerte atrapado en el tiempo.
En cierto sentido, el estado de presencia puede ser comparado a una espera. Se trata de un tipo de espera completamente distinto que requiere que estés plenamente alerta. Algo podría ocurrir en cualquier momento, y si no estás absolutamente alerta, absolutamente en calma, te lo vas a perder. En ese estado, toda tu atención está en el ahora. No te queda nada de atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. En esa espera no hay tensión ni miedo; sólo una presencia alerta. Estás presente con todo tu Ser, con cada célula de tu cuerpo.
El Despertar Cuántico Un Pensamiento, Una Forma de Vida,
Gracias Margarita López y Susana Peralta!!!
El Despertar Cuántico
Un Pensamiento, Una Forma de Vida,
Un Sitio en la Red y Un Boletín Electrónico Global
ENERO 2012
NÚMERO 155
Más de 12 años de publicación y distribución on-line
Creado, Canalizado, Publicado y Registrado con amor desde 1986
por Gillian MacBeth-Louthan
www.theQuantumAwakening.com
EN ESTE NÚMERO:
*** Un Vistazo al 2012
*** Quejándose en el 2012
*** Campos de Tiempo del 2012
*** Princesa Espíritu del Agua
*** Yo Soy Elohim
Un Pensamiento, Una Forma de Vida,
Un Sitio en la Red y Un Boletín Electrónico Global
ENERO 2012
NÚMERO 155
Más de 12 años de publicación y distribución on-line
Creado, Canalizado, Publicado y Registrado con amor desde 1986
por Gillian MacBeth-Louthan
www.theQuantumAwakening.com
EN ESTE NÚMERO:
*** Un Vistazo al 2012
*** Quejándose en el 2012
*** Campos de Tiempo del 2012
*** Princesa Espíritu del Agua
*** Yo Soy Elohim
UN VISTAZO AL 2012
Bueno, queridos, por fin está aquí. Todos hemos esperado estas energías por mucho tiempo. Cada uno de nosotros sostuvo la luz firmemente con los brazos abiertos y el corazón despejado, esperando el cambio de ciclo. Cuando empecé a trabajar con las energías del 2012, pensé que sería una mujer vieja cuando finalmente llegáramos aquí, pero ya ven, sigo siendo una niña en el corazón y en mis acciones. Todos hemos limpiado, actualizado y despejado tantos despojos como pudimos de nuestra corriente de vida y ahora todos nos encontramos en un punto de inflexión. Yo no tengo ninguna expectativa del 2012, sólo una mayor esperanza.
El número 20 significa Conocimiento Activo tanto del bien como del mal y elegir conscientemente el bien. Es servicio a los demás, elevación espiritual, guía, ‘servicio revelado’, un llamado al servicio de luz. El ser álmico se activa, siendo verdaderamente consciente de la luz interior propia. Dirijan sus poderes por canales positivos, un llamado a la acción.
El número 12 significa un ciclo de experiencia completo. Había 12 piedras preciosas en el peto del oráculo del sumo sacerdote, engarzadas en oro, con los nombres no identificados de Dios. El alma atrae aquello que necesita aprender. Reversión de la negatividad. El Cero significa fusionarse con la presencia de Dios, abrir nuevas puertas y nuevas oportunidades. Llevar la cruz para poder ver la corona.
21/12/2012
Portal 11 Cambio de Tiempo
Portal 11 Cambio de Tiempo
21/12/2012 (Portal 11 Cambio de Tiempo) Dentro de esta verdad viven todos los portales dentro y fuera del tiempo. Se produce un reflejo de naturaleza holográfica. ¿Acaso todos nuestros sueños o miedos nos serán echados en cara en este auspicioso día? ¿Sabremos siquiera lo que ha ocurrido mientras pasamos sin esfuerzo a la siguiente zona de tiempo cósmico? Un Espejo Solar Blanco refleja lo que somos en 360 grados. Como alguien que ha tenido una experiencia de muerte y vive para contarlo, vamos a experimentar el panorama de cada uno de nuestros pensamientos y acciones y cómo han afectado a otros. Cuando damos un paso hacia lo que será, cambiamos el futuro. Como el movimiento del ala de una mariposa, cada acción nuestra afecta a todos. No es el destino contra el libre albedrío, es el destino y el libre albedrío. Una visión es sólo una instantánea de un futuro posible.
El 21/12/2012 es un portal Once. La espiral del ADN se agita y busca una nueva puerta. Ver la guía divina de los recursos internos dentro de nuestra propia luz despierta una conexión que no puede enchufarse de ninguna otra manera. Una sensibilidad divina se despierta. Las fuerzas del Once tienen el poder de cambiar la historia sobre la marcha. El once nos enseña que todo problema viene como una solución divina. Esta energía pone a prueba nuestra fe y nuestro sistema de creencias. Nos obliga a escuchar a esa pequeña y callada voz interior, el testigo silencioso. Nos recuerda que todos somos seres inmensos que hemos venido a la Tierra para ayudar con el proceso de sanación y despertar. Les pide que localicen la luz interior y la compartan con todos. El once es nuestro Mejor Amigo y Maestro.
Eclipse Solar: 20 de mayo 2012
Eclipse Lunar: 4 de junio 2012
Eclipse Solar: 13 de noviembre 2012
Eclipse Lunar: 28 de noviembre 2012
Fechas de Mercurio Retrógrado para el 2012
Retrógrado: Mar. 11, 2012 – Directo: Abr. 4, 2012
Retrógrado: Jul. 14, 2012 – Directo: Ago. 7, 2012
Retrógrado: Nov. 6, 2012 – Directo: Nov. 26, 2012
AÑO NUEVO CHINO 2012
AÑO DEL DRAGÓN NEGRO DE AGUA
Empieza 23 de enero de 2012
AÑO DEL DRAGÓN NEGRO DE AGUA
Empieza 23 de enero de 2012
Los dragones son la encarnación del poder primordial – el regente supremo de todos los elementos. El Dragón es el amo del Fuego, Agua, Tierra y Viento. Como tótem, el Dragón sirve como un poderoso guardián y guía. Los dragones son también mensajeros de equilibrio y magia, animándonos a que nos conectemos con nuestra naturaleza psíquica y veamos el mundo a través de ojos de misterio y asombro. Un Dragón puede ser un poderoso aliado en nuestro esfuerzo diario por vivir nuestras vidas.
Los antiguos chinos creían en cuatro animales mágicos, espirituales y benévolos: el Dragón, la Tortuga y el Unicornio y el Fénix. El Dragón era el más venerado de todos. En sus garras contiene un enorme huevo mágico parecido a una perla, que tiene el poder de multiplicar todo lo que toca. Los antiguos creían que el “huevo” simbolizaba el tesoro más preciado, que era la Sabiduría. Se dice que los huevos de Dragón comparten sus energías mágicas con sus dueños. Invariablemente acompañados de truenos y lluvia, los dragones se mueven como el relámpago y los torbellinos, omnipotentes pero totalmente imprevisibles.
La medicina del Dragón incluye el cambio y la transformación, la sabiduría, el infinito, la longevidad y el movimiento a través del espacio. El poder del Dragón es el de despojarse de su piel y salir como un ser nuevo, transformado. El dragón nos proporciona feroz protección y posee magia inherente, añadiendo mayor poder a cualquier pensamiento que puedan tener. El Dragón representa el yo sobrenatural e infinito. El Dragón puede alejar a los malos espíritus errantes, proteger a los inocentes y otorgar seguridad a todo el que sostenga su huevo. Los Dragones traen consigo abundancia absoluta, prosperidad y buena fortuna. El Dragón es la máxima representación de las fuerzas de la Madre Naturaleza, la mayor fuerza divina en la Tierra. Desde el principio, se consideraba que los Dragones cuidaban tesoros, detenían las inundaciones, y dispensaban conocimiento. Originalmente, se creía que los dragones eran quienes hablaban directamente con los dioses.
El Dragón está lleno de vida, de valentía, es muy independiente y amante de la libertad. El Dragón necesita un entorno que permita la creatividad personal. Los Dragones son soñadores, amantes de la aventura, y creen que están destinados a alcanzar un gran éxito. El Dragón quiere hacer un gran impacto en el mundo. Si el Dragón toma medidas para hacer realidad los sueños, no hay límite para las alturas que puede alcanzar. En la antigua China, el Dragón celestial representa a un emperador y el poder. Hoy, es el máximo símbolo de buena fortuna, que significa éxito y felicidad. Que el Dragón Celestial les traiga muy buena suerte a todos.
QUEJÁNDOSE EN EL 2012
por Gillian MacBeth-Louthan
por Gillian MacBeth-Louthan
Durante los últimos meses nos hemos visto inundados por personas gruñonas y quejosas. Tanto, que hicimos un comercial de radio para nuestra tienda acerca de eso. Yo trato de ver todo en mi vida como una bendición y un maestro, sin importar cuál sea la forma o el color del aprendizaje. Siempre me miro a mí misma primero para ver qué puedo estar reflejando de la persona/situación y luego hago todo lo posible, de la manera más humana, para bendecir a la persona y situación. Tener una tienda de muebles es como ir a la batalla al por menor todos los días (así es como se sabe que Dios tiene sentido del humor). La gente está enojada y molesta y se siente engañada. Todo el mundo está señalando con un dedo afilado, con cuatro dedos vueltos hacia sí mismos. Lenguas viperinas se han convertido en cucharas de servir, repartiendo justicia de una forma verbal tóxica.
Yo trato de culpar al clima, la luna llena, la política, el precio de la gasolina o la Bosa Nova, por las energías airadas del público. No importa lo que sea bueno, siempre hay algo malo. Agota verlo. Me esfuerzo mucho por mantenerme equilibrada en un lugar de armonía todos los días. Hago mis oraciones y recito mis mantras mientras voy conduciendo por las laderas de Smokey Mt.: tan pronto como llego al ‘mundo real’ comienza el paseo. Es como montar un toro con tacones y ponerse rímel con un par de mellizos en los brazos, preparando la cena para la familia política. Pararse en la luz en el centro de un circo de tres pistas no es para los de naturaleza débil.
El año 2012 es un punto de inflexión, no importa lo que se nos presente en cualquier nivel de la vida. Es un año para respetar y observar muy de cerca. Cada pensamiento cuenta. La luz y la oscuridad cuentan todos los votos y no estoy hablando de política. Cuando se quejan, están envenenando su futuro. Cuando vamos por ahí refunfuñando y quejándonos, estamos invitando a más de ese veneno en cada parte de nuestra vida. Cuando nos quejamos de un dolor, estamos invocando más dolor. Traten de hacer todo sin refunfuñar, sin encontrar fallas ni quejarse. Vean lo bueno en cada situación y sean agradecidos. Encuentren alguna razón en su día para estar agradecidos – esto les ayudará a diluir el tipo de quejas que genera veneno en su cuerpo y en su vida.
Siempre hay algo de qué quejarse pero hay que fijarse mucho para encontrar qué tenemos que agradecer. Vean lo bueno a su alrededor – sean el que hace la diferencia. Déjenle a Dios, al Universo, el luchar contra las injusticias. Hasta que estén en un punto de agradecimiento justo donde están, Dios no va a ayudar a cambiar esa situación. Sean agradecidos por lo que está bien en su vida en lugar de quejarse de lo que está mal en ella. Háganlo todo sin quejarse y encontrarán que la magia y los milagros en su vida se multiplican. Cuando estén afligidos o preocupados, de inmediato encuentren un punto de agradecimiento por algo en su vida. Esos pensamientos los llevarán a una vibración más elevada, que les ayudará y los llevará más allá de cualquier situación negativa. Miren el vaso medio lleno, no el agua derramada bajo el puente.
CAMPOS DE TIEMPO DEL 2012
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Lo que se daba por sentado es desafiado sin parar, lo que saben que es verdad es desafiado, lo que creen en su corazón es desafiado. El cuerpo ha recibido demasiadas señales confusas, se siente como si hubiesen mezclado muchos licores. Toda la humanidad está sobrecargada. Todos los circuitos están ocupados. Los sentidos están tan saturados de trabajo que se están tomando un tiempo libre, lo cual crea esa difusa sensación de desconexión. La Tierra está en una intersección de tiempo sin ninguna dirección clara. El campo de juego de la Tierra está cambiando para siempre. Se está convirtiendo en un repositorio de luz e información para todos los Universos. Estamos viajando dentro y fuera de las secuencias de tiempo, pasado, presente y futuro, ya no estamos anclados y fondeados en 3D. Las fluctuaciones del tiempo se aceleran cuando el sol sacude sus rizos dorados y su carácter explosivo es visto por todos aquellos que son lo suficientemente valientes para mirar. Se nos está escoltando hacia distintos portales de tiempo de experiencia y esto va a continuar en forma dramática durante los próximos años.
El Padre Tiempo se da a conocer redireccionando de nuevo la mejor de las intenciones, dejando de lado el día de 24 horas y haciéndonos correr en círculos. Al tiempo tal como lo conocemos no se lo puede encasillar ni entrenar para hacer nuestra voluntad. Al tiempo le han crecido sus propias alas y levanta vuelo en patrones desconocidos anteriormente, reconstruyendo las carreteras y caminos de lo que era. Los sextantes del ADN de la humanidad exigen que vuele en una dirección que traiga una aceleración. No den por sentado lo que está grabado en arena en el reloj de arena del tiempo. Porque lo que una vez fue instruido y tallado en piedra ha cambiado de contexto. A las líneas de tiempo no se las puede domar ni montar para someterlas.
La Tierra está experimentando una tormenta de tiempo, que es uno de los efectos secundarios de interrumpir el flujo del tiempo mismo, causado por algo que altera la corriente temporal. Cuando un agujero de gusano viaja lo suficientemente cerca de una estrella durante una erupción solar, se puede alterar su trayectoria en el tiempo. Un efecto secundario de esto es la Dilatación del Tiempo. La Dilatación del Tiempo desacelera o aumenta la velocidad del tiempo, retrocediendo el tiempo en un campo localizado. El tiempo sólo se altera dentro de ese campo y no en todo el universo. Esto puede desacelerar la progresión del tiempo a tal punto que un año sería igual a mil años fuera de ese campo. Si todos pensamos que el tiempo se ha acelerado y desacelerado al mismo tiempo, ésta es la razón.
Los ciclos solares siempre juegan un papel importante en la actualización de la conciencia humana. La actividad solar es un catalizador para nuestro proceso evolutivo. La luz solar estimula el cambio en la materia, energía y conciencia. Nos empuja hacia una posición más elevada de conocimiento y capacidad de integrar y utilizar ese conocimiento para el mejoramiento de todos los Universos. El cambio evolutivo es impulsado por el Sol. Está llegando nueva energía proveniente del espacio exterior a través de este Portal Solar.
Nuestro Sol, como el corazón palpitante de este sistema solar, envía una luz geométrica de doce facetas a cada átomo de su universo solar. El Sol es un portal que emite información en forma de luz desde otros sistemas solares/de luz y mundos más allá del nuestro. Es un depósito de energías vitales y es considerado como el Gran Corazón.
Estrellas como nuestro Sol son los ropajes visibles de seres celestiales. Sus aspectos internos son invisibles, así como el de ustedes. El Sol es simplemente el corazón y el cerebro de nuestro pequeño Universo, el poderoso corazón del sistema solar late a un ritmo diferente interrumpiendo y haciendo erupción en el tiempo en cualquier momento dado. Con cada latido, el Sol expulsa su luz y energía acumulada a través de las manchas solares, que se proyectan hacia los rincones más remotos del sistema solar. El Sol alimenta a su familia: así como el corazón alimenta al cuerpo.
La Tierra y todos sus habitantes son receptores y transmisores vivientes. Las erupciones solares afectan el Sistema Nervioso Central, toda la actividad cerebral (incluyendo el equilibrio), y todo comportamiento humano y animal. Las erupciones solares pueden hacer que nos pongamos nerviosos, ansiosos, preocupados, inquietos, irritables y aletargados, que tengamos pérdida de memoria a corto plazo, pérdida de tiempo, náuseas, dolores de cabeza, problemas con todas las formas de comunicación – tanto humanas como tecnológicas. La actividad solar ilumina la conciencia haciendo que los viejos patrones se consuman en la Luz, así como el fénix abriéndole paso al nuevo prototipo.
La misma palabra tiempo es de vibración 911, que se lleva a sí misma en un círculo completo hacia un aprendizaje en varias capas. Al enfrentarse a sí mismo, el tiempo se escolta hacia el portal sagrado del 11. El Once es el número de los maestros. Es una estructura molecular codificada de Remembranza, que busca ser encontrada. Es una entrada o portal hacia su máximo potencial como humanos que buscan la memoria divina, dejando ir lo hecho por el hombre y pasando a la Creación Crística. Los portales se abren y se cierran y ustedes están en medio de todo. El “uno” se busca a sí mismo a través del reflejo del mundo que lo rodea.
PRINCESA ESPÍRITU DEL AGUA
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
ALOHA. Soy la Princesa Espíritu del Agua, de la tierra de Hawai. Vengo como pidieron para ubicarme dentro de su corazón al sentir el florecer del hibisco y la orquídea en su ser, al sentir el verde de las cimas más altas de las islas, al sentir el ardiente deseo del cuerpo de la Madre Tierra en forma de lava, al sentir la brisa tropical por dentro y por fuera.
Durante muchos años antes de nacer plenamente en espíritu, me enojé mucho con quienes desfiguraban la tierra sagrada. Estaba enojada por la forma en que cambiaron la tierra y el paisaje de mi futuro, el futuro de mis hijos, y el futuro de los hijos de mis hijos. Yo conocía, al igual que mi pueblo, lo sagrado de todo, de cada piedra, cada caparazón, cada gránulo de arena, cada partícula de polvo. Todas estas esencias estaban vivas y me hablaban mientras transcurrían mis días. Yo oía el llamado de los pájaros, de las abejas, de los insectos, de los animales, y todos estaban en paz consigo mismos. Y entonces, nació el progreso. El progreso que hizo a un lado todo lo que yo consideraba sagrado. El progreso que devastó la tierra, a la gente y su santuario sagrado.
Las personas aprendieron así a mantener en su interior todo lo que era sagrado; pese a que la tierra era estéril en torno a ellos, todavía conservaban lo sagrado de la tierra, del océano, del aire y del fuego dentro de sí mismos. Cerraron muchos de sus sentidos, porque no podían soportar físicamente el dolor de la aniquilación, la aniquilación de una historia que era más profunda que el océano. La aniquilación de costumbres que eran vistas con desdén, la aniquilación de la paz, porque todo fue arrebatado externamente.
Toda cultura en el planeta Tierra ha experimentado esto, incluso los de piel blanca. La energía de lo que se considera sagrado siempre parece estar bajo el ataque de fuerzas externas perturbadoras. Al enfocarse solamente en lo exterior uno atrae dolor y confusión hacia uno mismo. Al abrir la puerta a la separación uno atrae una constante devastación.
Traten de convertirse en TODO. Porque mientras se separen de lo que los indigna o les duele o los irrita no llegarán a la totalidad dentro de su propio ser. Éste es el estado de Unión que vinieron a experimentar. En la Tierra hay una gran polaridad. Cuando el viento sopla en una dirección, la arena se desplaza en otra, el agua ondula en otra, el fuego se convierte en brasas. Cuando la dirección de su vida cambia inesperadamente y todo lo que daban por sentado ya no está allí, entonces han recibido una invitación a la expansión. Esta expansión es la que los atrae hacia sí mediante la energía de la contracción.
Deben caminar a través del túnel de lava solidificada de lo que es oscuro y una vez fue fogoso y ardiente, para encontrar el lugar sagrado junto a la orilla. Todas las cosas que se dan a conocer a ustedes lo hacen porque están en igualdad de vibración. Ya sean árboles los que caen, una casa que se cae, un corazón que cae. Si está cerca de ustedes y pueden verlo y oírlo, entonces eso está pidiendo entrar en su visión, en el Alma de su ser, para que lo miren y contemplen lo que se desarrolla mientras se manifiesta.
Todas las cosas en su vida les dan el regalo de lo inesperado. Puede ser una lluvia inesperada, un regalo inesperado y un saludo inesperado. Cada día su vida se llena de una variedad de imprevistos. Como seres humanos, todavía no han aceptado lo inesperado. Se han conformado y permanecido dentro de las líneas y los cuadros de su vida donde creen que están seguros y protegidos, sin ser vistos ni oídos. En esa zona de confort no hay crecimiento. Yo vengo en este día para pedirles que permitan que las contracciones de su vida los den a luz a la expansión, alentándolos a mirar desde otro ángulo, desde otra percepción.
Parecen creer que sus cinco sentidos son muy limitados. Cada uno de ellos les da una multitud de regalos. Depende de ustedes transformar la percepción. Pueden escuchar a los animales del barrio ladrando y gruñendo o pueden escuchar el canto de los pájaros detrás de eso. Pueden escuchar los árboles cayendo o pueden escuchar las almas cambiando de forma y liberándose. Pueden oír el agua rompiendo en la orilla, comiendo arena para el desayuno, almuerzo y cena, o pueden ver a la vida esculpiéndose a sí misma en algo nuevo.
Habrá varios portales que les ofrecerán la oportunidad de darse a luz a sí mismos en una octava más alta de conciencia. Hablo de dar a luz a todos sus sentidos, su conciencia, su subconsciente, su cuerpo, sus intenciones y sus atenciones, viéndolo todo como un don sagrado y una oportunidad sagrada para pasar de la contracción, el miedo y la ira hacia otra forma. Su ira y su odio los contaminan a ustedes y a la Tierra. Muchos están enojados por la deforestación, la contaminación de las aguas; enojados por la guerra y enojados con el gobierno. Todas estas cosas crecen y se expanden hasta que ustedes las bendigan y disminuyan lo que ellas representan.
Su vida es un milagro. Bendíganla. Respirar es un milagro, bendíganlo. Todo está ahí porque ustedes lo construyeron. Ustedes lo están soñando y eso los está soñando a ustedes. Ustedes son el sueño de su vecino y sus vecinos son su sueño. Cuando quieran cambiar, lo harán. Cuando quieran despertar de ese sueño, lo harán. Pero hasta entonces van a seguir soñando, todos conectando, todos experimentando, todos dando a luz.
Sean como el agua, transfórmense y cambien y fluyan y contráiganse y expándanse y levántense y desciendan durante todo el día. No se asienten el tiempo suficiente, ni aniden en la ira ni en los miedos, más bien relajen su cuerpo y aléjense de eso. No pueden deshacer lo hecho. No pueden deshacer lo que un alto porcentaje de su población ha considerado correcto, ya sea una guerra o despoblar de árboles el terreno. Pero pueden bendecirlos a todos, durante y después del hecho. Bendigan lo que les duele. Bendigan lo que los enoja. Bendigan lo que los ata. Porque la vibración de bendecir tiene un efecto atenuante. Al disminuirlo con la bendición, disminuyen el efecto. La lección está en la bendición. Sus lecciones para aprender, sus lecciones para soltar. Observen cuando bendigan a otro con mucha intensidad ahora porque está ocurriendo mucho más que lo que hayan contemplado alguna vez en el pasado. Los bendigo. Mahalo.
YO SOY ELOHIM
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Yo soy Aquél que se desliza sobre las emanaciones del pasado, el presente, el futuro. Yo soy Aquél que es más rápido que la velocidad de la luz, más fuerte que la velocidad del sonido. Yo soy ELOHIM, así como soy tú. Vengo para que tomes conciencia de los aspectos de ti mismo que has descartado a través del tiempo y el espacio.
En este corredor de tiempo en el que estás entrando, hay una fusión de todos los aspectos de tí mismo que no han sido aceptados. Todo lo que hiciste y deshiciste en esta experiencia de vida que has empujado al sótano de tu mente, cada aspecto de esto y todas las experiencias terrenales que no has aceptado. Todas ellas se reúnen en la cumbre de tu humanidad y se encuentran a la entrada y a la salida, la resaca, el flujo y el reflujo de tu ser. Colindan y se juntan para despertar al gigante dormido y al dragón en tu interior.
Ya era hora de que te parases en el círculo central mismo de cada experiencia que has conocido y des-conocido, y avances de una vez por todas para reunirte con ellas. Ellas representan todo lo que fuiste alguna vez. Para que puedas avanzar hacia la totalidad, al lugar de honor y al lugar de la luz, debes integrar completamente cada aspecto que no hayas admitido, cada enojo que hayas excluido. Cada pensamiento tóxico a través de toda tu existencia ahora toma forma y ahora está allí, deseando.
Todo lo que invocaste alguna vez a través de todo tiempo y espacio se reúne, para invitarte una vez más a un desafío iniciático, sin dejarte llevar por el temor, sin dejarte llevar por la tentación, sin dejarte llevar por la cólera. Se te pide amar a estos elementos que tratan de impedir tu éxito, que quieren vengarse por haberlos llamado en primer lugar, que quieren regalarte cualquier forma de vida en la que originalmente les concediste asilo.
Éste es el portal por el que clamabas, por el que rezabas y le rogabas a Dios. No es fácil entrar. Es como atravesar un agujero negro en caída libre para encontrarte a tí mismo. Entonces descubres que has aterrizado sobre la isla de cada experiencia con la que te encontraste. Algunas de estas experiencias se integrarán en tus sueños. Otras vendrán a través de personas que encuentres y que las reflejen. Incluso verás personas que parecen humanas y tendrás un atisbo de que no lo son a medida que tus ojos disciernan claramente como los ojos del búho a través de todas las ilusiones, nieblas y espejos. Éste es el Trans-portal por el que entras. Un portal que te llevará por completo más allá del espacio y el tiempo hacia otros niveles de tí mismo.
Entras en lo que se considera un campo energético donde niveles enteros de conciencia son transformados y transferidos al próximo nivel de su travesía. Hay una culminación y un des-hacer. Hay un movimiento de avance y hay un retroceso. Hay una gran oscuridad y una gran luz. Porque te encuentras frente a todo lo que Dios se explica a sí mismo que es – que es toda esencia en todo nivel. Cada matiz de gris, cada matiz de blanco y cada matiz de negro. Esta experiencia es una culminación. Una vez que este encuentro se considere completo, ya no tendrás las fracturas, los pedazos rotos que te mantienen limitado.
Gillian MacBeth-Louthan
PO Box 217
Dandridge, Tennessee
37725-0217
www.thequantumawakening.com
thequantumawakening@Gmail.com
Traducción: Margarita López
Edición: Susana Peralta
Sitio oficial de El Despertar Cuántico en español: www.manantialcaduceo.com.ar/
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