viernes, 8 de octubre de 2010

Esta portada es un escándalo

¿Qué pasaría si recopilamos algunas de las portadas más polémicas de la prensa española en el revistero del dentista del señor Ratzinger? ¿Sobreviviría el obispo de Roma al empacho sensacionalista y censor en los medios españoles? Ni idea.  Sirva esta colección anacrónica de portadas erróneas o atrevidas  y sus reacciones como manual del periodismo cañí y para entender mejor la historia y evolución de la prensa española del último siglo.
portadas_prensa_españolaSANGRE2

.

Revista Zero. Febrero de 2002

Zero_Cura_Gay
D. Jesús Mantero, párroco de Valverde del Camino, fue el primer cura en declarar públicamente su homosexualidad. Hasta entonces no le conocía ni (su) Dios; pero su portada al salir del único armario vacío de la iglesia, atizó las bases del rancio clero español. El director de la revista, ZERO, Carlos Alberto Biendicho, advirtió que en caso de represalia contra el desahogado párroco, revelaría el nombre de los tres obispos con los que se acostaba. Nadie del clero movió sotana. Fuente.
SANGRE1


Diario 16. 17 de Marzo de 1997

diario16_sida2

El Diario 16 se hacía eco en portada -y a cinco columnas- de las conclusiones del biólogo molecular Stefan Lanka sobre la existencia del virus del SIDA. Según Lanka el virus no existe y es una estafa científica y social por no cumplirse los principios básicos estipulados para considerar aislado cualquier virus y que los síntomas de la enfermedad están producida por los propios fármacos suministrados para su tratamiento.  Entre Marzo y septiembre se publicarían hasta 17 artículos cuestionando la tesis oficial de la enfermedad. Espectacular ‘cagada’. Fuente, 2
SANGRE2

“Van a ser trasladados por las SS, esa gran organización caritativa al servicio de los refugiados judíos, así que no tienen por qué preocuparse”.

Con estas palabras el oficial y miembro del partido nazi Karl Plagge despidió a los judíos exiliados en el campo de trabajo que regentaba ante la llegada inminente de las fuerzas alemanas de exterminio. El breve discurso de Karl (en presencia de oficiales de las SS) supuso la desbandada y el ocultamiento sigiloso de un millar de judíos que lograron dar esquinazo a sus ejecutores. Sólo conociendo los antecedentes de esta historia puede comprenderse la importancia irónica de aquella breve alocución.
El comandante Karl Plagge. Fuente: vilnaguetto.com
El comandante Karl Plagge. Fuente: vilnaguetto.com
Karl Plagge ha recibido mayores reconocimientos que Oskar Schindler por su pericia e inteligencia en la labor de salvamento y protección de cientos de judíos refugiados en la Lituania ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. No sólo eso; Karl luchó, desde dentro, contra la doctrina racista y principios hitlerianos con la inteligencia y sagacidad que le daba su puesto en la jerarquía Nazi. Su armonía con los trabajadores judíos que alistó para su campo explica no solo la famosa ironía que les salvó la vida sino la defensa a ultranza que éstos hicieron en los juicios sumarísimos de la posguerra.
Karl Plagge nació el 10 de julio de 1897 en Darmstadt, Alemania. Fue un veterano de la Primera Guerra Mundial que acabó, por inercia, alistándose en el partido nacional socialista antes de que las medidas antisemitas y exterminadoras copasen su doctrina. Nunca se perdonó tan magno error y siempre reconoció que no pago contribución alguna durante su militancia. Su lucha interna contra los principios del movimiento le trajo infinitos problemas con la autoridad del partido y minó siempre su prometedora carrera.
HKP_562_1HKP 562 en Vilnius. El campo de trabajo dirigido por Karl plagge.Fuente: vilnaghetto.com


HKP 562 en Vilnius. El campo de trabajo dirigido por Karl Plagge.Fuente: vilnaghetto.com
.
En julio de 1941, en su primer contacto con la segunda gran guerra, el comandante Karl fue destinado al frente oriental al mando de la unidad de ingeniería HKP562, que se encargaba del mantenimiento de las unidades motorizadas terrestres del ejército alemán. Su campo de trabajo y reparación se estableció en Vilnius (Lituania). A su llegada el oficial descubrió con horror la existencia del gueto judío y todas las atrocidades genocidas que, si bien barruntaba, no había contemplado con sus propios ojos. Sintiéndose responsable, en aquel mismo momento comprendió que su misión, bordeando los límites de la traición para no descubrirse, debería encaminarse a salvar a aquellas gentes de la barbarie de su propio partido.
Para todo ello (al igual que el famoso Schindler) el comandante prevaricó de sus obligaciones utilizando los recursos de los opresores para beneficio del oprimido. Karl Plagge reclutó para su ‘taller de reparaciones’ a cientos de judíos rescatados del gueto y empleados a su servicio. Los salvoconductos y certificados otorgaban protección a los trabajadores hombres, sus mujeres y hasta dos de sus hijos. En ellos se resaltaban que eran ‘imprescindibles y cualificados’ especializados en ingeniería y automoción. Algunos de los alistados (como bien reconocería el investigador de las hazañas de Plagge, el doctor Michael Good) “No sabían ni enroscar una bombilla” o “se dedicaban a zurcir malamente las medias de los soldados”.

El hombre que sonreía desde la tumba.

¿Quieres saber cual es el testamento más hilarante de la historia? La última voluntad de un hombre rico e hipotecado a su sentido del humor. Charles Vance Millar (1853-1926) un exitoso abogado canadiense, cómico y bromista por vocación, decidió repartir su gran fortuna de manera insólita.  Una mansión para dividir entre los tres abogados más enfrentados del país. Acciones de un hipódromo para entregar a varios de los peores detractores del juego… y, sobre todo, el famoso concurso ‘natalicio’ propuesto al albacea en la cláusula número 9.
Extracto del testamento original del señor Charles Vance Millar. Fuente
.
En una época de recesión, marcada por la Gran Depresión de finales de los 20,  el señor Charles Vance Millar decidió premiar con la mayor parte de su fortuna a la mujer de Toronto que más hijos engendrara durante un periodo de diez años tras su muerte. La propuesta fue, evidentemente, una bomba y estaba enfocada a fomentar la natalidad en el peor de los escenarios de crisis. La fortuna entregada al concurso rozaba el millón de dólares de la época y aseguraba la manutención vitalicia de varias generaciones.
“Mi última voluntad es necesariamente rara y caprichosa simplemente porque no tengo familiares o parientes cercanos y ninguna obligación para con mi patrimonio. Mi único compromiso es dejar prueba de mi locura con aquello que he ido recolectando por encima de lo estrictamente necesario durante toda mi vida.“  Charles Vance Millar
.
Charles Vance Millar
Charles Vance Millar no era un abogado al uso. Graduado ‘Cum Laude‘ por la universidad de Toronto, pronto destacó también como un apasionado estudiante de la conducta humana y los límites perversos de sus diversiones. Guasón y chunguero constante, se atascó en la convivencia lo justo como para evitar perpetuarse y dejar descendencia. Todo el mundo se reía con él pero nadie le aguantaba y él era consciente de su cómica condena. Hasta su tumba.
Por deformación profesional todos sus chistes se basaban en la codicia y la pasión del hombre por el dinero. Su lema era aquél de “Todo hombre tiene un precio” y no era raro encontrarle por la calle escondiendo billetes de un dólar por las aceras sólo para ver la cara de sorpresa de los transeúntes al divisarlos. Nunca dejaba nada a la improvisación y su testamento fue un compendio de triquiñuelas para evitar que el Tribunal Supremo Canadiense anulara la excéntrica voluntad por ser contraria al orden público establecido.
La primera de las carcajadas de ultratumba se escuchó al ver las caras de los tres enfrentados juristas agasajados en la ironía del primer legado. El uso y disfrute de una de las casas de verano que Charles poseía en Jamaica. Una de las cláusulas apuntaba que, en caso de fallecimiento de uno de los abogados (a manos de cualquiera de los otros dos) el valor de su parte iría a parar directamente a la beneficencia de la ciudad.
Una acción de la empresa cervecera O’Keefe, de la que Charles fue multipropietario, fue entregada también a cada pastor protestante de la orden de Orange que hubiese en la ciudad de Toronto. Señalar que la fábrica era una empresa de origen y gestión católica. Siete destacados ministros metodistas y defensores de la templanza iban a recibir unas acciones por valor de más de 700.000 dólares participando también en la dirección y gobierno con la facción más católica del grupo. Glup!
Del mismo modo otros tres detractores del juego y las carreras de caballos, pilares morales de la comunidad no ludópata de Toronto, iban a recibir 25.000 dólares en acciones del “Ontario Jockey Club” el más conocido hipódromo y casa de apuestas de la ciudad.

El niño que ha robado la sed a medio millón de africanos.

Dedcado a Moha , los sueños , vivan los sueños

Ryan Hreljac, Canadá (3/5/1991) tenía sólo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿Por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?. Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well” la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamás.  Fue tal el empeño que hoy, con tan sólo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577,640 personas.
Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para nuestro legado heroico es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un niño de tan sólo 6 años por imponer sus ‘crudas’ convicciones. El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que él, tal vez humilladas en la comparación objetiva. Todo ello ha permitido, a través de lo que Ryan describe como el “Ripple Effect” (efecto Onda); que el sueño de un niño por tener “Agua potable para todos” se convierta, poco a poco en realidad.
No se trata de la típica campaña publicitaria orquestada bajo manta de alguna sociedad  católica pro-vida. Es, simplemente,  el recuerdo adulto de la lección infante que nos enseño en su día  el mismísimo Saint-Exupéry a manos de su “Principito”
Smiles in Poverty (sonrisas en la pobreza). Fuente yeeeeee.com

La historia.

Un día del inolvidable invierno de 1998, en Kemptville (Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África. Preguntó a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte entre sus homónimos los africanos. Todos los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben lo que diezma las aulas de sus ‘antípodos‘.
Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de ‘agua limpia’ y preguntó a Nancy cuanto costaba un grifo en África. Mrs Prest, desconcertada, anticipó a Ryan una cifra que había leído en algún documento: 70 dólares por una bomba extractora. Ese mismo día al llegar a casa, Ryan, que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.
Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoró entre la bula y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana  sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir que hacer con un primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas llenando sus ojos. “Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”
Su madre, aceptó el reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad . Ryan aspiró, limpió las ventanas y con mucha determinación, trabajó pacientemente y ahorró cada moneda dentro de una lata vieja de galletas. Su madre, cómplice del juego que no del propósito,  le anticipaba las monedas ganadas en tarea. Sus dos hermanos se implicaron del proyecto pero pronto claudicaron ante tanta bendita tozudez . Ryan hizo todas las tareas que le permitían su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales de abril.

El ‘cacao’ de Nestlé en África.

Según el irónico código empresarial de conducta de Nestlé “[...] la integridad, la honestidad, el trato justo y el pleno cumplimiento de todas las leyes aplicables han guiado las prácticas comerciales de Nestlé [..]“. Entonces:

¿Por que es tan difícil cumplir los compromisos firmados al mismo tiempo que otras empresas que con menor tamaño son capaces de sacrificar sus  beneficios en virtud del acuerdo? ¿Por qué Nestle es una de las multinacionales con más acusaciones públicas y denuncias contra la salud pública y el medio ambiente  de la historia reciente?

No hay más preguntas


Fuentes y enlaces

boy holding cocoa podLa documentación sobre el negocio del cacao africano es muy abundante. Es muy necesario filtrar los infinitos informes sospechosos y documentos de poca solvencia y credibilidad fruto del un extremismo antisistema, más preocupada en imponer el boicot a los productos de estas compañías que en proponer soluciones al mercado. El texto no es la traducción de ninguna investigación ajena; es fruto de mis pesquisas por entender y encontrar la raíz del problema. Además de los enlaces aportados en la lectura del texto anterior podéis buscar más datos aquí, aquí, aquí y aquí.

De los 20€ de un Cd sólo 3 van a parar al creador. El resto se invierte en impedir que esto cambie.

Eres lo que piensas... Atrae todo lo bueno a tu vida

                             
 Las 7 Leyes Espirituales del ÉXITO (Deepak Chopra)



Las 7 Leyes Espirituales del ÉXITO (Deepak Chopra       


Extraído del libro de Deepak Chopra con el mismo título... acompañado del hermoso mantra "Om Mani Padme Hum".

Pornografía infantil NO…supervivencia en África.

La historia del médico que salvó a 8.000 judíos simulando una epidemia. Noviembre 13, 2008

La historia del médico que salvó a 8.000 judíos simulando una epidemia. Noviembre 13, 2008

La historia del médico que salvó a 8.000 judíos simulando una epidemia.
Noviembre 13, 2008

La barbarie Nazi exprimió el ingenio de muchos héroes y científicos. La siguiente historia es la crónica de la lucidez, sagacidad y dificultades de uno de ellos. El médico polaco Eugeniusz Lazowski inventó una gran epidemia de tifus a base de un innovador método que consistía en inocular los reactivos a personas sanas para generar falsos positivos. Las fiebres tifoideas eran ‘la peste negra’ para los alemanes, que acotaban en cuarentena cualquier brote sospechoso de propagarse evitando así la deportación y reclutamiento para los campos de trabajo y exterminio de los judíos polacos.


Eugeniusz Lazowski en 2003.

Eugeniusz Lazowski (1913-2006) era un médico polaco de inminente rasgos pacifistas. A pesar de enrolarse pronto en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial siempre ejerció como ‘salvavidas’ y galeno en la descompuesta estructura de la milicia polaca y en la Cruz Roja internacional.

A mediados de 1940, un año después de la invasión Nazi, el Doctor se encontraba ejerciendo en la aldea de Rozwadów, al este de la Polonia ocupada. Los alemanes estaban levantando ya la ingente red de campos de concentración, fábricas y minas que necesitaban para alimentar su maquinaria bélica. La mano de obra polaca, por su cercanía, era fuente barata e inagotable de recursos para el sistema Nazi.

Por la noche, y con alevosía, la Gestapo mezclaba sus rituales de asesinatos al azar con el trille de las aldeas polacas reclutando a la fuerza mano de obra dentro de una población ya diezmada por la hambruna y las necesidades más elementales. La mayoría nunca regresó a sus casas.

Hacía poco que el Doctor Lazowski se había trasladado a la aldea desde su Varsovia natal. Recién casado y titulado no temía por la deportación ya que el ejército alemán necesitaba de médicos judíos que controlaran las posibles epidemias ‘desde dentro’ para ejercer un control más efectivo. Lazowski tenía pues, junto con su compañero de facultad Stanislaw Matulewicz, la responsabilidad de informar de los brotes epidémicos en Rozwadów y en las pedanías aledañas.


Rozwadówen en 1938.Fuente

El tifus era la epidemia más temida por el ejército alemán. Su capacidad diezmante preocupaba sobremanera. El mayor error médico del ejército fue conseguir desterrar la enfermedad de toda Alemania, impidiendo la formación de anticuerpos en la tropa Nazi, lo que les dejaba vendidos e indefensos ante un posible contagio. Por ello tras las primeras bajas y alarmas dedicaron grandes recursos a la terror-investigación. En Buchenwald y otros campos, eran constantes los experimentos con prisioneros para probar las vacunas y pócimas contra el tifus exantemático. Todos los científicos duchos en materia eran reclutados en secreto para intervenir en estas investigaciones. Testimonios escalofriantes en el Juicio de Nuremberg dan fe de ello.

En las navidades de 1941, nuestro doctor se encontró con el primer caso de fiebres tifoideas del pueblo. Un joven aldeano con 40º de temperatura, jaquecas, escalofríos, y dolores generales acompañado de manchas rojas en la piel. La erupción se diseminaba al cuerpo entero a excepción de la cara, palmas de las manos y plantas de los pies. Tomó una muestra de sangre y la envió al laboratorio controlado, lógicamente, por los alemanes.

Los métodos de detección de la enfermedad se basaban en esa época en un reactivo llamado ‘reacción de Weil-Felix’ basado en el Proteus Ox-19 que mezclado con la sangre del paciente se aglutinaba y se enturbiaba en caso de positivar. Para que esto ocurriera, la mezcla debería estar a una temperatura no superior ni inferior a 38ºc, por ello las pruebas se hacían en habitaciones con complejos sistemas de calefacción y termostato.

El compañero de Lazowski, el Doctor Matulewicz especialista en medios de diagnóstico, preguntó una tarde de pruebas a su compañero:

-¿Qué ocurriría si en vez de mezclar el Ox-19 con una muestra de sangre se lo inyectáramos a una persona sana? Y si luego le tomáramos una muestra e hiciéramos la reacción, ¿se confirmaría el diagnóstico de tifus?

Con el miedo de banalizar el juramento hipocrático y convertirse en discípulos del mismísimo Mengele, ambos decidieron que valía la pena experimentar en un aldeano no sin antes confirmar que el reactivo estaba compuesto simplemente por bacterias muertas lo que impedía, teóricamente, el posible contagio.

-”Yo no estaba en condiciones de luchar con una pistola o una espada”, dijo, Lazowski en su biografía “pero encontré la manera de asustar terriblemente a los alemanes”.

Inyectaron la muestra a un paciente de la consulta amigo personal de Matulewicz, que estaba desesperado por eludir el reclutamiento Nazi. La prueba tifoidea dio positivo a las 4 horas y a los 6 días. El paciente no desarrollaba ningún síntoma. El experimento fue un éxito. Ambos habían conseguido que la reacción de Weil-Felix arrojara un resultado positivo en una persona sana, por primera vez en la historia, y sin que nadie más en el mundo lo supiera.


Barracón de tifoideos en Auschwitz.Fuente

Adjuntaron la muestra de sangre del primer paciente al laboratorio oficial nazi, cruzando los dedos de que no hubiera un nuevo y desconocido sistema de detección alemán. A los dos días recibieron el famoso telegrama rojo:

“Achtung, Fleckfieber! (Peligro Tifus) […] confirmado positivo. Aíslen al paciente. Imposible pise suelo alemán”

A partir de ese momento los doctores diseñaron un complejo y estratégico plan para Pseudo-infectar a la mayor cantidad posible de polacos. Secretismo absoluto para con esposas y familia cercana. Con tácticas inteligentes para no levantar sospechas, siguieron las directrices marcadas por epidemias anteriores intentando imitar el comportamiento de un contagio natural.

En verano disminuían las falsas infecciones pues los piojos (portadores de la enfermedad) eran menos comunes por el aumento de las temperaturas. En el otoño de 1942 iniciaron la mayor campaña de infección. Mientras Matulewicz preparaba las muestras el Dr. Lazowski se dedicaba a buscar pacientes con gripe o con síntomas parecidos al tifus y tras advertirles de que quizás padecían la enfermedad, les ponía una la falsa-inyección diciéndoles que era para aumentarles la resistencia. Al poco tiempo les llamaba para tomarles la muestra de sangre y enviarla al laboratorio.

Tras hacer cuentas y ver el escaso número judíos y no judíos salvados aumentaron el riesgo de ser descubiertos ideando un nuevo compuesto que simulaba la sintomatología del tifus de una forma inofensiva y pasajera, de esta forma podían inocular el reactivo y engañar a los equipos de arbitraje nazi. Las cifras aumentaron.

Parecía todo muy prometedor para el joven equipo médico hasta que los alemanes enviaron una dotación de inspección médica a la región para verificar el alto número de casos de la “enfermedad” y la escasez de defunciones. El equipo, compuesto de unos pocos médicos y demasiados soldados armados, se reunió con el Dr. Lazowski a las afueras de la ciudad, donde un premeditado ‘banquete’ esperaba a los Nazis. Entre viandas y bebida el Dr. Lazowski consiguió reducir el grupo de inspección a sólo 2 unidades, ambas perjudicadas por la bebida. Con ellos se dirigió al sanatorio donde les esperaban infinitas muestras. No hubo más problemas.

Toda la región se llenó de carteles marcando territorio contaminado. El infierno para unos, fue paraíso para otros que consiguieron eludir el reclutamiento gracias a la perspicacia y valor de un par de jóvenes médicos polacos.


Cartel nazi avisando del área de cuarentena por tifus. Rozwadów

Hryniewiezki, ahora cirujano en la ciudad polaca de Poznan y que era sólo un niño de 15 años en ese momento, dice que recuerda los disparos que daba la Gestapo al azar, la epidemia y la cuarentena. Asimismo, recuerda, que después de una temporada, la gente descubrió lo que realmente estaba pasando.

“Cuando la gente mejoraba, se daban cuenta de que era falso”, dijo en una entrevista telefónica desde Polonia. “[…] Pero, por supuesto, nadie decía una palabra porque sabían que los alemanes nos matarían y matarían al Dr. Lazowski”. […] Él salvó a muchos de nuestros hermanos de ir a la cárcel o a los campos de la muerte”.

Al terminar la guerra ambos médicos se separaron. Lazowski se instaló en Chicago a partir de 1958, como pediatra y profesor de medicina en la Universidad de Illinois y cuando se enteró del paradero de Matulewicz (médico en el Zaire) intercambió con él correspondencia confesando al mundo sus hazañas en 1977 para una revista Norteamericana de microbiología. En el año 2003 el cineasta Ryan Bank comenzó a preparar un documental sobre los hechos, pero la falta de financiación y la muerte de Lazowski en 2006 interrumpieron el proyecto indefinidamente.


Fuentes y enlaces:

La historia fue un encontronazo en StumbleUpon, luego descubrí otras fuentes aquí y aquí, además de la wikipedia. Las fuentes gráficas son muy escasas debido a lo tardío de la confesión de ambos médicos.