lunes, 13 de febrero de 2012

Es hora de acudir al llamado de nuestra Madre Tierra.

Amados amigos
Es hora de acudir al llamado de nuestra Madre Tierra.
Desde el grupo de Ho’oponopono, proponemos esta oración, que podría ser usada por aquellos a quienes resuene en su corazón.
En Ho’oponopono, hablamos de la Madre, el Uhane o mente consciente, el Hijo, el Unihipili o mente subconsciente y el Padre, el Aumakua o mente Supraconsciente o Súperconsciente. Cuando estos tres “yoes” están alineados y en armonía, decimos que el Ser está INTEGRADO, decimos que el espíritu del Aloha (amor) está restaurado.
Hemos vivido por eones en este nivel de existencia 3d. Hemos tenido infinitas experiencias que contribuyeron para que el Todo se conozca a Si Mismo. Hemos oscilado en la dualidad y hemos experimentado la polaridad completa… sus extremos y sus intermedios. Y nuestra Madre se ha dado a sí misma para que estas experiencias puedan ser realizadas. Tremenda tarea de Amor Incondicional.
La verdad fractal se nos ha dado hace mucho tiempo: “Como es arriba es abajo… como es adentro es afuera”.
Hay una relación fractal entre el Ser Humano, La Madre Tierra y el Padre Sol. Así como hay un fractal exacto entre La Humanidad, el Sistema Solar y La Galaxia.
Esta relación que hay dentro del Ser Humano, se repite desde lo Macro hasta lo Micro.
Nuestra Madre Tierra con todo lo que contiene, nos pide alineación. Nos pide integración. Es hora de integrarnos con ella y salir de la inconciencia.
En Ho’oponopono, quien solicita la alineación es la Madre, el Uhane. La petición va al Niño, el Unihipili y es elevada al Padre, el Aumakua.
Así como el Unihipili acude a la petición del Uhane, del mismo modo, nos toca acudir a la petición de Nuestra Madre Tierra. Ella tiene que saber que estamos con ella, pase lo que pase, sin juicios, sin condiciones. Ella tiene que saber que apoyamos sus decisiones y sus peticiones. Tiene que saber que la sentimos en nuestro corazón como parte nuestra. Tiene que sentir que la conexión, perdida hace tanto tiempo, ha sido restablecida. Somos sus niños… somos parte de Ella. Entonces, es hora de demostrárselo.
De modo que abrimos, de par en par, nuestro corazón tan grande como seamos capaces. No para pedirle… esta vez lo hacemos para Ella. Esta vez la abrazamos en nuestro interior y nos hacemos UNO con Ella. Sin importar lo que ocurra, sin exigir más… Sin dudar ni un segundo de nuestra total incondicionalidad.


“Amada Madre (Gaia, Sophia, Tierra, Pachamama… con el nombre que tú la llames). Por eones sólo nos hemos servido de Ti. Por eones sólo te hemos exigido, dañado y mutilado. Por eones hemos tomado tus tesoros y jamás te hemos agradecido. Por eones hemos estado desconectados.
Amada Madre… Mi inconciencia no ha tenido límites y en verdad lamento eso. Ahora sé que soy tu hijo. Sé que sientes los latidos de mi corazón. Sé que somos UNO con el Padre Sol. Y lo que sea perfecto y correcto para Ti, también será perfecto y correcto para mí. Mi Amor hacia Ti es incondicional y puro. Ya no hay exigencias en mi corazón. Sólo el Amor que fluye desde mi corazón hasta Tu Corazón y desde Tu Corazón, al Corazón del Padre Sol.
Al integrar nuestra identidad planetaria, ya no tengo miedo, porque sé que estoy contigo. Sólo tengo gratitud. Y confío, desde lo profundo de mi Ser, que esta vez lo haremos bien.
Confío plenamente que lo que es bueno para Ti, es bueno para tus niños. Sé que todas las modificaciones que vivimos ahora son perfectas y correctas. Sé que ocurrirá sólo o que tiene que ocurrir. Ni más, ni menos. Sé que se corresponde con el orden del TODO.
Agradezco el tremendo sacrificio que has hecho por mí por eones, al otorgarme un maravilloso y magnífico espacio para que pueda realizar mis experiencias y ser quien soy ahora, con todos mis defectos y con todos mis aciertos. Agradezco todo lo que me has dado, desde el comienzo de mi creación. Me diste todo. He respirado tu aire. He bebido tu agua. He comido de tus frutos. Me has dado abrigo y refugio. Y estoy agradecido.
Te pido me perdones por eones de inconsciencia. Ahora puedo verlo. Y estoy agradecido también por eso.
Ahora, enciendo la Luz que yace en mi corazón (mi propia Luz), con mi intención profunda de restaurar el espíritu del Aloha, la Paz y la Armonía. Y consciente de ser tu hijo, te bendigo y la envío al centro de tu corazón. Lo que decidas hacer con ella será perfecto y correcto para mí.
Amada Madre… allí donde vayas, iré contigo. Te amo… sin condiciones. Estoy contigo… sin condiciones.” 
Paz, Amor y Alegría... MAS ALLÁ de toda comprensión
V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario