viernes, 27 de enero de 2012

Esos Cambios en Tu Vida

Cuentan que hubo un rey que vivía rodeado de sabios. Cierta mañana mientras conversaban, el rey se mostraba más callado que de costumbre.
-¿Qué sucede con Su Majestad? – preguntó uno de los sabios.
-Estoy confuso – respondió el rey -. A veces me dejo dominar por la tristeza, me siento impotente ante mis tareas; otras veces quedo embriagado por el poder que tengo. Me gustaría tener un talismán que me ayudase a estar en paz conmigo mismo. Quiero guardar en el talismán algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre.
Los sabios, sorprendidos por tal pedido, pasaron varios meses conversando y finalmente comparecieron ante el rey con un regalo:
-Grabamos palabras mágicas en el talismán. Léalas en voz alta siempre que esté excesivamente confiante o excesivamente triste – le dijeron.
El rey miró al objeto que había pedido. Era un simple anillo de oro y plata pero con una inscripción: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
Poco tiempo después, el país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran muchos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa: enfrente había un precipicio y detrás de él el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos que se acercaban…
De repente, se acordó del anillo. Mientras leía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ” sintió que lo envolvía un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse equivocado de camino, pporque poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Acarició el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.  Uno de los sabios, sin embargo, estaba a su lado y le dijo:
-Vuelve a mirar el mensaje.
El rey miró el anillo y leyó el mensaje: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el Ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el sabio anciano le dijo:
-Todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.
Probablemente te enfrentas a un cambio drástico en tu vida. Probablemente has dejado de ver a alguien muy querido para ti; un familiar o un amigo; tal vez has cambiado de residencia, o dejado un trabajo en el cual has laborado durante mucho tiempo.  Es posible que este cambio venga de forma repentina, a alterar todo tu ritmo de vida, todos los planes que tenías para tu futuro… y viene con la desazón propia de un cambio; con la no aceptación y con el sentimiento de no poder creer lo que está pasando. Puede ser también que venga con la impotencia, de saber que ese cambio no puede detenerse.
Cualesquiera que sean tus circunstancias, debes saber que nada es permanente, sólo el cambio mismo; e incluso los cambios más deseados, llevan consigo cierta melancolía. cierto “extrañamiento”, pero eso es algo normal;  el valor principal del cambio, reside en decidir cómo lo vas a utilizar para que favorezca tu vida.
Cuanto más pronto puedas aceptar la nueva situación, mucho mejor; pues recueda que el tiempo comienza a contar a partir de que el cambio se dio, y no a partir de que lo aceptaste;  reflexiona sobre lo que vas a hacer a partir de que tu vida ha cambiado, de cómo llenarás ciertos huecos o sustituirás actividades; comprende que una sola cosa no puede dominar y tomar el control de tu vida,  y afronta el cambio con ilusión, en vez de temor; como un reto y una oportunidad  que te ayudará a crecer, y, ¿quién sabe? tal vez incluso a ser más feliz o lograr más cosas de las que habías logrado anteriormente.
“Recuerda que si el viento cambia de dirección, lo único que tienes que hacer, es ajustar tus velas”.

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