martes, 28 de junio de 2011

RENE MEY 3...APRENDER A AMAR ES NO TENER MIEDO DE ENSUCIARNOS LAS MANOS"""

Al humanista francés lo han elevado al nivel de un ser con poderes casi divinos. -¿Por qué un ángel? Malika Bennafla respondió que a partir de un video donde se ve a Mey en sesiones, ella logró percibir un ángel dentro y fuera de él. "Esto sólo se comprende cuando ya se ha tenido algún contacto con René, pero debe ser una persona vidente. Luego de este contacto pude ver a los seres de luz y también a la Virgen de Guadalupe".

Compartió su experiencia con unos amigos mexicanos que hablan francés y son también videntes. "Después de observar la película se percataron de que al final aparece un ángel; pedí a una de ellas que hiciera un dibujo de lo que habían observado, después de ello retomé esa ilustración para elaborar el cartel promocional de sus conferencias en México".

Con el dibujo la amiga de Malika quiso interpretar la presencia que sintió al ver el video, "fue difícil representar materialmente un ser espiritual. Lo que más me llamó la atención de él fue su corazón, me provocó una conexión con lo esencial, con la luz sin siquiera haberlo conocido ni haber hablado con él", concluyó la mujer que prefirió omitir su nombre.

Rene Mey, humanista francés, quien se dedica a dar conferencias alrededor del mundo sobre temas espirituales, destacó en la plática que tuvimos con él: "Amar es la esencia de la vida, por eso nadie puede vivir bien hasta que no aprende a amar. Las personas que padecen depresión necesitan saber que el amor existe en hay ellas, pero hay que buscarlo."

Como ejemplo expuso que Francia es uno de los países donde hay más jóvenes depresivos; en el 2006 hubo 10 mil 500 personas que se suicidaron y 6 mil con intentos.

Ayudar a las personas es otra de las tantas expresiones del amor, y por ello el también activista social, cuenta con la Fundación René Mey que ha desarrollado proyectos gubernamentales y altruistas al servicio de los más desprotegidos.

"Aprender a amar es no temer ensuciarse las manos. Se aprende a amar a partir de los pequeños detalles de amor con los demás en la vida cotidiana". En su labor de amor por los demás, René Mey participó en un proyecto de Desarrollo de escuelas especializadas para 2 mil 454 niños huérfanos de guerra.

En nuestro país impulsó el proyecto "Niños de la Tierra por México" con dos propuestas piloto, en el Estado de México y el Distrito Federal, para que los niños que se van de su casa, encuentren una estructura adecuada que les permita desarrollarse como seres humanos.

Se recuerda que en cierta ocasión René Mey convivió con los niños abandonados en las calles de la Ciudad de México, estuvo con ellos en las alcantarillas y en las zonas deprimidas, los llevó a una tienda departamental con el riesgo de que su voraz anhelo pudiera convertirse en un desastre y reconoce que solamente compraron lo fundamental, aquello que iban a necesitar y que no hubo abusos, fue una notable experiencia que integrar y conocer en su profanidad.

En Morelia el pasado jueves estuvo de regreso, sanó a personas, dialogó con ellas, les impuso sus manos y los invitó a encontrar esa nueva conciencia de vida, basada en la fe y en el amor, porque éste último sentimiento es el que hace todo cambio y sustenta toda acción prepositiva.

En la actualidad este movimiento cuenta con más de 100 centros de sanación y atención en un momento, en que el mundo se debate entre la pobreza de valores, la falta de fe y los tantos problemas de salud, como es la mutación de bacterias y virus que traducidos en enfermedades atacan a la humanidad.

Ni qué decir de la pobreza religiosa y del cambo climático que al paso de los días dejará resultados catastróficos.

Usted preguntará que si Mey tiene contacto con los espíritus y energías, la respuesta es positiva, pero básicamente establece que en todo caso hay que atender a nuestros muertos, él cree en la reencarnación y por este concepto se entiende que cuando fallece la materia el espíritu se mantiene y entra en otro cuerpo, pero hay algunos que no reencarnan y entonces deambulan o levitan por los mundos paranormales. (I)

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