El estudio que ayudó al lanzamiento de las drogas para el Déficit de Atención e
Hiperactividad dice ahora que a largo plazo no aportan beneficios, según la revista de la Academia de Psiquiatría de niños y adolescentes norteamericana.
Hiperactividad dice ahora que a largo plazo no aportan beneficios, según la revista de la Academia de Psiquiatría de niños y adolescentes norteamericana.
Por Alfredo Embid
La pregunta más común que se hacen los padres a cuyos hijos han etiquetado como enfermos por Déficit de Atención e Hiperactividad es: ¿Son eficaces los tratamientos?
No suelen hacerse la pregunta de si son tóxicospues aún confían en la medicina ortodoxa y además es más cómodo no hacérsela por motivos que resumo mas adelante.
Nuestra respuesta ha sido siempre NO, desde hace años (ver artículos publicados al final).
Estas drogas no tienen en absoluto los beneficios con los que se engaña a los padres para que acepten drogar a sus hijos. A pesar de que pueden mostrar algunos beneficios a corto plazo, no hay beneficio a largo plazo.
Estas drogas no tienen en absoluto los beneficios con los que se engaña a los padres para que acepten drogar a sus hijos. A pesar de que pueden mostrar algunos beneficios a corto plazo, no hay beneficio a largo plazo.
Esto ha sido reconocido incluso por investigadores ortodoxos que antes opinaban lo contrario como el profesor William Pelham de la Universidad de Buffalo[1], al igual que Brooke Molina, profesora asociada de psiquiatría y psicología de la Universidad de Pittsburgh quien afirma que los datos “no avalan que los niños que están medicados más de 2 años tengan mejores resultados que los niños que nunca han estado medicados”[2].
E incluso los beneficios a corto plazo son cuestionables. Dependen de cómo se mire el cambio de conducta y depende de quién hace las observaciones.
E incluso los beneficios a corto plazo son cuestionables. Dependen de cómo se mire el cambio de conducta y depende de quién hace las observaciones.
La revista de la Academia de Psiquiatría de niños y adolescentes norteamericana[3], ha publicado un estudio que confirma la inutilidad de los tratamientos oficiales del Déficit de Atención e Hiperactividady otro informe sugiere que las drogas utilizadas podrían estar dañando el desarrollo físico de los niños[4].
El estudio que ayudó al lanzamiento de los mismos dice ahora que a largo plazo no aportan beneficios a los niños
En 1999 se publicó el estudio sobre el MTA (Tratamiento Multimodal de niños con ADHD) que se llevó a cabo en 485 niños diagnosticados de ADHD, que concluyó que los medicamentos eran una terapia efectiva a largo plazo y mejor que otras.
Los fabricantes de los medicamentos como Ritalin, Adderall y Concerta hicieron circular copias del mismo entre los doctores de USA y Europa[5].
El Dr. William Pelham, de la Universidad del Estado de New York en Buffalo, que estuvo involucrado en el trabajo de campo dice: “la postura que adoptó el grupo en su primer documento fue tan rotunda que después se sintieron incapaces de decir que se habían equivocado…”
Solamente habían comenzado el seguimiento en niños de menos de un año. El seguimiento completo incluyendo a niños de hasta 8 años acabó el año pasado y para entonces los investigadores del MTA no podían encontrar diferencias en el comportamiento entre niños que habían recibido medicación (desde 1999) y los que no la habían recibido[6].
Los posibles beneficios de la terapia con estos medicamentos desaparecen a los 14 meses e, incluso en ese período de tiempo, no aportan diferencias en el comportamiento y en la capacidad de concentración entre los niños que han tomado los medicamentos y los que no los han tomado nunca.
A pesar de esto, la enorme influencia del Instituto Nacional de Salud Mental de USA (NIMH) continúa manteniendo la postura inicial de que las drogas ofrecen ayuda a largo plazo[7].
A pesar de esto, la enorme influencia del Instituto Nacional de Salud Mental de USA (NIMH) continúa manteniendo la postura inicial de que las drogas ofrecen ayuda a largo plazo[7].
El Dr.Pelham afirma que algunos de sus colegas que han participado en el estudio del MTA sabían desde hace tiempo – posiblemente desde 1999 – que las drogas no ofrecían beneficios a largo plazo[8].
Pregúntale a tu médico si se ha enterado de estas conclusiones.
Si no, dale el enlace con este artículo.
Y si dice que sí…
¿Por qué sigue recetándolos?
Pregúntale a tu médico si se ha enterado de estas conclusiones.
Si no, dale el enlace con este artículo.
Y si dice que sí…
¿Por qué sigue recetándolos?
Y todo esto sin hablar de los efectos tóxicos que incluyen en primer lugar la adicción [9]. Son drogas duras legalescomo he demostrado en un trabajo anterior[10].
Y de que el diagnóstico en sí mismo es un fraude que se enmarca en la creciente epidemia de diagnósticos psiquiátricos.
Y de que el diagnóstico en sí mismo es un fraude que se enmarca en la creciente epidemia de diagnósticos psiquiátricos.
Luchar contra la desinformación que promueve el complejo médico industrial en este caso es especialmente difícil porque hay que reconocer que existen muchas ventajas en diagnosticar y drogar a los hijos:
En primer lugar para los que venden las drogas adictivas y controlan las sociedades de psiquiatría ortodoxa, incluyendo naturalmente sus revistas “científicas” además de los medios de desinformación generales.
Para las familias, que quieren que sus hijos se porten bien y no molesten.
Para los que imparten una educación estupidizante difícilmente tolerable.
El etiquetado diagnóstico y la creciente medicalización estigmatiza a los niños.
Evita identificar y satisfacer sus necesidades convirtiéndolos en drogadictos rentables.
Expropia a los padres de su responsabilidad y los convierte en consumidores y espectadores de la vida de sus hijos.
Evita cuestionar el sistema de adiestramiento “educativo” obligatorio al que ningún niño sano debería adaptarse.
Transfiere a los niños la culpa de los problemas que genera la sociedad psicopática de los adultos
y sirve de coartada para que estos sigan haciendo el avestruz con el aval de la autoridad médica.
y sirve de coartada para que estos sigan haciendo el avestruz con el aval de la autoridad médica.
De este modo la medicalización de la inadaptación infantil a un sistema social aberrante beneficia a todos los actores del drama, menos a los niños.
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