La
Soledad del Mentirosopor
Alicia Hamm
Hemos trabajado ya muchos años en el crecimiento personal y la
ampliación de la consciencia. Muchos de nosotros, los Buscadores de la Verdad,
Guerreros de la Luz, los que caminan por el Sendero Rojo y todas las personas
que están buscando una nueva Espiritualidad de Oriente a Occidente, buscando la
Fe, o incluso la Reconexión con Dios a través de las Religiones establecidas en
las diversas culturas… todos nosotros reconocemos “la Verdad” como aspiración
máxima de expresión y entendimiento, la base para nuestras relaciones y
confianza, el anhelo de la Iluminación y tanto más, el impulso que nos ha
llevado a comenzar tanta investigación, el deseo de “saber”, todo parte de
nuestra búsqueda de Verdad y nuestra abominación por el engaño, con su desengaño
a cuestas.
En los últimos años la búsqueda se ha centrado en el “Yo”, el
reencontrarse consigo mismo, reconocerse, la autoestima, la autovaloración y la
salida del victimismo, el trabajo de crecimiento personal, la sanación del niño
interior… la lista es muy larga y, si bien nos hemos dedicado a apartarnos del
ego y nos confrontamos honradamente con nuestra sombra, seguimos centrados en
nosotros mismos, en la iluminación personal, el progreso individual o en grupo.
“Nuestro grupo” es la gente que comparte nuestras ideas, nuestra
dieta, nuestra fe o nuestros sentimientos, es la familia, los amigos… Es aquello
común que hace que nuestro “yo” se expanda al
“nosotros”.
Nos identificamos con el “nosotros” no siendo “vos-otros”, los
“otros”, o “ellos”, los que polucionan la Tierra, los que no creen en nada, los
malos, los perdidos, los egoístas… los culpables
mentirosos.
Juzgamos, hacemos frentes, tomamos partido, nos implicamos,
defendemos… Y sí, está bien y es justo, es parte de luchar con la Luz y hacer
“retroceder las sombras”, como decía Neruda, tenemos que hacerlo porque hay que
limpiar el patio, hay que preparar el camino al nuevo mundo, abrir espacio al
nuevo tiempo, hay que ser valientes, esclarecer, trabajar por la nueva
consciencia, sí, ya, pero… ¿Y el Amor?
El Amor que es Luz y Comprensión, Perdón y Compasión, el que no
juzga, que no castiga…
El Amor nos muestra dónde están los mentirosos, la transparencia
de la Verdad nos deja ver el mundo de soledad en que viven, donde no se puede
confiar en nadie, no se tiene un solo amigo, en el que la mentira amarra a un sí
mismo que no permite ningún “nosotros”, ya que la mentira no se
comparte.
Nosotros tenemos una definición del infierno: el infierno es la
Ausencia de Dios.
Y Dios es el Amor.
El infierno es un lugar frío, oscuro, de inmensa
soledad.
Allí no hay Fuego, ya que el Fuego es Calor y Luz, y de eso
carecen las almas perdidas, estén encarnadas o no.
Creo que ha llegado el momento de comprender todo esto, de
comprender el carácter de la Luz y la Sombra, de comprender la Dualidad y salir
de ella con las muchas gracias y fue bonito pero se acabó porque vemos claro: la
Luz y la Sombra no son pareja, la Sombra es pareja con el cuerpo sólido que se
interpone en el camino de la Luz, y la Sombra dibuja su Forma. No son dos, no es
la dualidad: son tres, es la tercera dimensión y para salir de ahí tenemos que
trabajar con lo que no es transparente, lo que no es translúcido, y eso no tiene
nada que ver con la Luz. Tiene que ver con el dolor, la soledad y la mentira.
Con la gran decepción y el miedo.
Y el Amor nos ayuda a comprender, a perdonar y a perdonarnos. A soltar el
miedo.
Hemos trabajado mucho para reconocer el “yo” y el “quién soy”.
Ahora tenemos que trabajar para comprender el “tú” y el “quién
eres”.
Es un espejo, y a veces mi sombra espeja tu miedo, o viceversa. Y
cuando nos enfrentamos viendo cada uno su oscuridad en el otro somos enemigos y
caemos en la gran soledad y la gran mentira, donde la muerte podría ser una
solución para la vida.
Entonces ahora, en el umbral de una nueva época para la humanidad
tenemos la oportunidad de entender qué son realmente las dimensiones: son
niveles de la consciencia en conexión con Dios, con el Amor, con la Luz, con la
Verdad. Eso es Iluminación: reconocer la Verdad desde el Amor comprendiendo que
Ser Uno significa que la Luz nos permite ver con Claridad y reconocer la Verdad
sintiendo el Amor que comprende y Perdona todo.
Ahí reside la Paz.
Comprender que “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” significa
que “yo” soy mi camino y eso es mi verdad y ésa es mi vida. Esos tres son Uno,
eso es ser Uno consigo mismo.
La mentira separa, la Verdad unifica, da transparencia,
tranquiliza.
Quizás vean los solitarios mentirosos esa puerta que se abre y
consigan un poco de esperanza de poder salir de su infierno, pues la Luz brilla
infinitamente y se expande hasta la más profunda oscuridad si nada sólido se
interpone en su camino.
Esa es la Gran Gracia Divina, la Gran
Bondad.
Podemos acogernos a ella, nadie está solo en sí mismo. Somos un
producto del Amor y llevamos la Semilla Dentro.
Así que estés donde estés, pobrecito mentiroso, recuerda que la
Verdad habita en tu Alma y te quiere, que hay Esperanza para ti, no importa lo
que hayas hecho, o no hecho.
El Camino es hacia Adentro. Ahí estoy Yo, con la Verdad, y Tú, con
la mentira, ahí Yo y Tú podemos ser Nosotros y resolver esta maraña con la ayuda
de la comprensión.
Nada viene de la nada. Nada está
vacío.
Tú, en tu soledad, estás contigo mismo, con tu Yo. Es tu identidad
y eso es una consciencia. Y “eso” es “algo”, así que no pudo haber venido de la
nada, sino de la Fuente de la Consciencia, que es quien es el Gran Espíritu. Tu
Padre. El Gran Yo. El Centro de “Tú Mismo”.
Tienes tiempo de entenderlo, Amor
Mío.
Para Ti la Eternidad.
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