sábado, 17 de septiembre de 2011

Dónde está la fuente del verdadero Ser?


¿Dónde está la fuente del verdadero Ser? (Rumí)

Miniatura persa

Según el sufismo, el verdadero ser no es aquello que el medio y la cultura desarrollan en nosotros, sino que es básicamente el producto del universo en evolución, (ser cósmico o ser universal), el ser fenoménico es el producto de la cultura y el ambiente. El ser cósmico puede ser considerado como la imagen del universo que debe ser develada. Se halla envuelta en nuestro insconciente, si es que no es el insconciente mismo, mientras que el ser fenoménico implica la conciencia. En el sufismo, el inconsciente recibe más atención que la conciencia; posee infinitas potencialidades, mientras que la conciencia es algo limitado; y sólo el inconsciente provee los medios para lograr el verdadero ser.

El ser cósmico nos abarca totalmente mientras que el ser fenoménico designa sólo a una parte de nuestra existencia. El ser fenoménico nos ha separado de nuestro origen, el de la unión con la vida. Habiendo tomado conciencia de esta separación, sólo podemos vivir plenamente si vaciamos nuestra conciencia, trayendo a la luz el inconsciente, logrando una percepción de nuestra existencia como un todo y viviendo en un estado de plena conciencia. El verdadero ser puede considerarse como la corona de la inconsciencia, que en potencia es la existencia consciente, la meta sufí. Identificar este estado psíquico no constituye una tarea sencilla, pues su misma naturaleza es de devenir...

Quizás las palabras "mi mismo", "él" o "ello" pueden identificar mejor al ser verdadero que las palabras "yo" o "nosotros". En este sentido, el sufismo consiste de dos etapas: 1) la muerte del "yo", y 2) la adquisicón de la completa conciencia del "mi mismo". El verdadero ser no existe en sitio alguno, su misma naturaleza es intensiva antes que extensiva, y puede hallarse muy cerca de nosotros o muy lejano, dependiendo de la experiencia del individuo.

Ordinariamente, un destello de sabiduría ilumina la conciencia, un pequeño círculo de nuestra psique, más cuando logramos alcanzar el ser verdadero, un fuerte resplandor ilumina constantemente toda su estructura. Algunos sufís ubican a este ser en el corazón pero uno puede preguntarse: ¿Cómo puede el corazón, significando realmente una habilidad para la experiencia intuitiva, tener una ubicación definida?.
En el siguiente poema, Rumí designa su fuente, si es que no también su ubicación:

Cruz y cristianos, de extremo a extremo,
Examiné; El no estaba en la cruz.
Fuí al templo del ídolo, a la antigua pagoda;
No hallé allí señal alguna.
A las alturas de Herat subí y fuí a Kandahar ;
Miré, El no estaba en la elevación ni en el llano.
Decididamente, escalé la cima de la montala de Qaf;
Allí sólo estaba la morada del ave Anqa.
Me dirigí a la Kaaba;
No estaba en ese sitio frecuentado por jóvenes y ancianos.
Pregunté a Ibn Sina acerca de su estado;
Se hallaba más allá de los límites del filósofo Avicena.
Me dirigí hacia el escenario poco distante;
El no estaba en la eminente corte.
Escruté mi propio corazón;
En ese lugar Lo ví; no estaba en ningún otro sitio.

El poema describe la búsqueda del sufí de la morada del verdadero ser. No habiéndolo descubierto en varias religiones, en la razón o en otras fuentes, finalmente lo descubre dentro de sí.

Sacado del libro: Rumí, el persa, el sufí - A. Reza Arasteh - editorial Paidós, Orientalia

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