lunes, 11 de julio de 2011

Amarse a uno mismo es tener recorrido gran parte del camino que lleva a la felicidad. Sin embargo, no es una misión que el entorno nos suela poner fácil.

Amarse a uno mismo es tener recorrido gran parte del camino que lleva a la felicidad. Sin embargo, no es una misión que el entorno nos suela poner fácil.

Piensa en los mensajes continuos de mejora que nos llegan desde fuera. Unos, relativos al aspecto físico: “Parezca más joven. Pierda peso. Disimule la calvicie. Elimine la celulitis…” Miles y miles de mensajes nos recuerdan a diario que nuestro cuerpo no es perfecto y que tenemos que hacer algo para mejorarlo, si es que queremos ser mejor vistos por los demás.


Otros mensajes van dirigidos a nuestro desempeño personal: “Sea más productivo. Gane más dinero. Supere a la competencia. Conviértase en una persona exitosa…” ¿A que te suenan?

Todos esos mensajes se lanzan haciéndole ver al receptor que tiene una carencia, una deficiencia, y que, si compra o hace tal o cual cosa, desaparecerá. Seguiremos teniendo carencias, pero ya serán otras… Aunque esto no le interesa al vendedor, que ya ha obtenido su ganancia.

Hemos hablado de mensajes que nos llegan desde “el mercado”. Pero en ocasiones no faltan mensajes que lleguen desde el círculo más cercano formado por familia y amigos.

Por supuesto que todos tenemos carencias y defectos: absolutamente todos. Si rebuscamos, nos saldrá una larga lista de asuntos que mejorar. Las personas con una autoestima sana también son conscientes de ello, pero eso no les impide amarse a ellos mismos desde el momento presente.

Hagamos fuerte nuestra autoestima ahora mismo, con todos nuestros defectos y con la enorme batería de asuntos por mejorar. ¿Y cómo? Veamos algunas ideas…

■Dándole importancia a tus virtudes. Defectos hay para todos, pero virtudes, también. Encuentra las tuyas.
■Enorgulleciéndote de los propios logros. ¿Quién dice que es vanidoso alegrarse por lo que se hace bien? Experimenta esa satisfacción, compártela, celébrala… y así irá creciendo la confianza que tienes en ti mismo.
■Enorgulleciéndote de lo que te hace distinto. No somos un rebaño de ovejitas que balan al mismo son, sino personas diferentes entre sí. Ama lo que te distingue a ti de los demás, porque es lo que hace que seas tú mismo.
■Comparte el talento. Que vea la luz aquello que haces bien; que lo disfruten los demás, del mismo modo que tú aprecias el buen hacer de otras personas.
■Perdónate a ti mismo. Por todos aquellos errores; por lo que debiste hacer y no hiciste; por cualquier cosa que pese en tu conciencia sin que haya necesidad de ello.
■Ten tiempo para ti mismo. Que hallar un momento de disfrute no sea un privilegio. Busca cada día pequeños detalles o instantes que te hagan sentir bien.


Buenitas noches amigos...

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