miércoles, 3 de noviembre de 2010

La danza de las energías




La danza de las energías
Escrito por Letxy P.


Entiende las diferencias energéticas entre hombres y mujeres


Ante la gran diversidad de pensamientos y visiones de vida, hoy en día transitamos en una constante confusión y sin sentido de la existencia, comenzando por la figura más simple que conforma la sociedad, la pareja, quien atraviesa por una crisis ante las grandes exigencias sociales sobre lo que “debe ser” actualmente una mujer y un hombre, dichas exigencias han creado una gran brecha entre los géneros, los roles se intercambian fácilmente y de pronto se pierden los límites entre lo femenino y lo masculino.

Pero ¿qué es lo femenino y lo masculino? Estas dos energías se manifiestan tanto en la mujer como en el hombre, aunque cada una fluye en su canal preferencial. Lo masculino es una manifestación exterior en el mundo material, está relacionado con el hacer, pensar, razonar, planificar, dirigir, producir, orientado a los resultados, la búsqueda de lo objetivo. Mientras que lo femenino tiene una inclinación natural a volcarse a lo interior, se vincula con la intuición, la receptividad, la belleza, agudeza sensorial y emocional, globalidad, espiritualidad, valorización de lo subjetivo y del proceso, no sólo del resultado.

Podemos entender estas esencias porque en el universo existen dos principios básicos a los cuales se les identifica con muchos nombres. Estas manifestaciones son el hombre y la mujer, la luz y la oscuridad, negativo y positivo, expansión y contracción, ying-yang, lo creativo y lo receptivo; éstas son las fuerzas operativas, las cuales forman la estructura de toda existencia y la causa de todo cambio. Se necesitan mutuamente para coexistir, ninguna es más que otra, juntas forman el maravilloso equilibrio en la creación.

Sin embargo, observamos que existe un gran desequilibrio porque no respetamos las leyes del universo, hace mucho que dejamos de escuchar a nuestra propia guía interna y hombres y mujeres nos desconectamos de la verdadera esencia.

Una clara representación de este desequilibrio energético nos ha hecho transitar por siglos de dominación masculina, el reinado en el mundo de esta energía ha permeado de tal manera que hoy por hoy, está en hombres y mujeres, perpetuada en el inconsciente colectivo de la humanidad. Y para tratar de equilibrar dicha energía surgieron los movimientos feministas de antaño, gracias a ellos actualmente muchas mujeres gozamos de grandes libertades, sin embargo, no todo fue ganancia porque inconscientemente desecharon las cualidades femeninas por ser sinónimo de debilidad y abrazaron la energía masculina como su propia liberación.

Y una mujer con exceso de energía masculina suprime a la energía femenina y sólo es un remedo del hombre, agresivas, controladoras, tratan de minimizar al género opuesto, viven en una constante lucha de poder, se preocupan demasiado por lo externo, por ser reconocidas y valoradas por los demás, no encuentran tiempo para ellas mismas y al desconectarse del flujo de su esencia el costo es muy alto: malas relaciones, divorcios, violencia, enfermedades, agotamiento por tener una triple jornada: en el trabajo, en la casa y con los hijos, frustración al competir ferozmente por ganar espacios públicos que en su mayoría son conquistados por los varones, por ende, enojo, dolor y sufrimiento.


Y si la energía femenina predomina en las mujeres se manifiestan conductas débiles y vacilantes, cualquier cosa sencilla se hace demasiado complicada, el estar únicamente en esta energía dificulta el poder decir no y establecer límites claros con lo que no se desea. Las ideas no se materializan y fácilmente son blanco de agresiones. No tienen la fuerza necesaria para impedir ser influenciadas por las emociones y los deseos de los demás. Logran tener un gran contacto con su interior pero se desconectan del mundo, por tanto, pierden el centro y el enfoque de su propio ser, no alcanzan a sentir y concretar lo que es mejor para ellas, el resultado es una gran tristeza en su alma y si ésta no es expresada se crean estados de melancolía y depresión.

Es necesario reequilibrar estos dos flujos de energía para poder manifestar a un ser completo y verdadero. Lo femenino libre, fluido y receptivo entra en una danza que crea, da forma y materializa en lo masculino. El juego alegre, armónico y en paz de estas dos fuentes vitales permite realizar la máxima potencia del Ser, creando felicidad, satisfacción y belleza.

Una mujer equilibrada en sus energías, será un ser completo, capaz de concretar sus más profundos sueños

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